Único

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Al principio no tenía nombre, solo era identificado como demonio y con eso le bastaba, no veía necesario encontrar una forma de ser particular si ellos, su "familia", no lo creían necesario

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Al principio no tenía nombre, solo era identificado como demonio y con eso le bastaba, no veía necesario encontrar una forma de ser particular si ellos, su "familia", no lo creían necesario.

Mientras ellos le hablaran estaba bien, mientras ellos le indicaran que hacer estaba bien, mientras siga siguiendo órdenes estaba bien, no le importaba en lo absoluto. Tal vez fue su indiferencia lo que lo ayudó a no perder los cabales cuando sintió que los otros espectros fueron envenenados y después asesinados por los supuestos monjes que llegaron al santuario esa tarde.

En el momento que sintió la espada mancha de sangre espectral detrás suyo volteó levemente, casi sin interés en lo que hacía, entre tanto una pregunta era dirigida a él.

— Tú, ¿por qué no huyes?

En el instante que sus ojos encontraron a su atacante se sorprendió; no era un hombre temible, mucho menos amenazante el que estaba parado enfrente de él, más bien era alguien flacucho; aparentaba poca fuerza en su cuerpo pero su aura –similar al estallido de un trueno–, era de temer para todo ser espiritual, sin embargo su mirada reflejaba mucha bondad al tener contacto con él.

En ese instante le fue inevitable no compararlo como los rayos del sol al inicio de la primavera.

(Aun si su aura debería infundir miedo, a él le producía demasiada tranquilidad)

Ese humano de dorados cabellos le volvió a hablar contándole lo que haría a continuación con él; lo mataría, al igual que sus compañeros, pero a diferencia de ellos le dió la capacidad de elegir cómo lo haría, podía huir por su vida –aunque no era favorable–, o luchar por ella, tenía la libre elección de decidir qué hacer en ese momento.

Sin embargo solo tenía una cosa que decir.

— No importa, no soy nadie para decidir algo como eso. — el pequeño volteó, continuando echando agua a las flores que estaban en él ...— El maestro está muerto, así que ya no tengo que cuidar el jardín como me dijeron que hiciera. Si quieres matarme, simplemente hazlo.

Creyó que con esas palabras bastaría para que el hombre de armadura alzara su espada y cortara de un tajo su cabeza así que esperó, y esperó, y esperó, pero nunca ocurrió. Él siguió hablando.

— Eeh, los demonios por naturaleza, disfrutan destruyendo y matando según sus deseos e impulsos naturales, o eso es lo que se supone que hacen. Abnegación y desinterés. Ya veo, tú...

La gran mano del hombre se apoyó de forma extraña y amigable en su cabeza, logrando que vuelva a mirarlo.

—¡Eres "defectuoso"!

Fue una sorpresa,¿Acababa de llamarlo defectuoso? Muy aparte de sentirse ofendido por la palabra que usó al describirlo, se sintió raro al ver más de cerca el rostro iluminado de ese exorcista, quien parecía contento al descubrir que él no era como los demás. 

Yorimitsu le ofreció un trato; le daría empleo a cambio de una cosa, que él se vuelva su sirviente espiritual.

Él aceptó.

Shinigami, ese fue el nombre que recibió de parte de ese humano, de igual forma también su nuevo papel como dios de la muerte bajo los servicios de los humanos.

Aunque notaba que las personas que acompañaban a su "amo" lo veían con disgusto, lo entendía –era un espectro a fin de cuentas–, pero no sabia porque en los ojos azulados del Minamoto no se mostraba ninguna de esas emociones.

La verdad no le importaba lo más mínimo que pensaran los demás, pero las cosas cambiaban cuando se trataba de su nuevo señor, quería esforzarse, dar lo mejor de sí y sentir que sus halagos eran merecedores de su persona.

Pensó que tal vez era por esa gran y tenebrosa aura, pero descartó esa posibilidad cuando se daba cuenta de que debería de estar aterrado por ella, no sentirse atraído. 

Pasó mucho tiempo pensando el porque a esa reacción hasta que el recuerdo de su primer encuentro volvió a él recordandole que comparó a Minamoto era un rayo de luz, pero no uno cualquiera, su calidez y sonrisa son semejantes al primer rayo de sol que anuncia la llegada de la primavera, mostrando su brillo a la nieve, que poco a poco cede ante este y empieza a derretirse.

–porque esas acciones cariñosas derriten la nieve que se endureció en su pecho–.

Le alegró encontrar algo en lo que apoyar su angustia de no entender el porque de su ciego seguimiento.

Pero también llegó a otra verdad, una que le produjo un sentimiento amargo junto con un mal sabor de boca; Yorimitsu era simplemente un rayo en su larga e inmortal vida, un rayo que en un abrir y cerrar de ojos se esfumaba al igual que el silbido del viento, pero a pesar de su corta aparición traía calidez a su invierno eterno en su ser. Así que mientras dure Shinigami disfrutará de ese efímero regalo, hasta que desaparezca en las nubes otra vez.

N/A: Desde su inocente indiferencia poco a poco el pequeño Número 6 empieza a descubrir sentimientos como la felicidad y tristeza hacia alguien que está junto a él

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N/A: Desde su inocente indiferencia poco a poco el pequeño Número 6 empieza a descubrir sentimientos como la felicidad y tristeza hacia alguien que está junto a él.

–marii-chan321.

Rayo de primavera [Yorimitsu/Shinigami] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora