MARXEL
—¿Qué tienes para mí?
La sonrisa del ladrón relució desde el otro lado de la habitación mientras estiraba las piernas por delante del escritorio.
—Sé cómo desactivar la liberación del humo —admitió con un tono de inmodestia.
Suspiré.
—Los rebeldes aseguran que la mejor manera es alterando el sistema, ¿tienes algo mejor?
El ladrón dejó caer un rollo de papel sobre el escritorio. Me aproximé a tomarlo y mientras abría el contenido, descubrí todas las marcaciones de las habitaciones y salones que concernían la fortaleza. Era el plano de la fortaleza. Miré al hombre que disimulaba la sonrisa debajo de la máscara, debió costarle bastante encontrar esta información.
—Mucho mejor —sacó otro rollo de su bolsillo y lo abrió para mí, era el plano de los túneles cerca del edificio. Increíble.
—Alterar el sistema es mucho más fácil si tienes acceso. Aquí desactivarás la liberación del humo, debes truncar todas las vías de transmisión que conectan a la ciudad —soltó indicando uno de los cuadros—. Pero antes deberás generar un apagón, lo suficientemente potente para deshabitar las puertas de restricción a esta habitación y probablemente ganar un poco de distracción.
—¿Cuánto tiempo tengo después del apagón?
—Tendrías menos de dos y medio antes de que empiecen a funcionar perfectamente todos los sistemas de vigilancia —soltó bajando un poco el tono de voz—. Te he dicho esto antes, no puedes ir solo.
Negué con la cabeza.
—No voy a involucrar a otros en este plan.
El ladrón me analizó. Su boca se abrió y tenía una sospecha de lo que planeaba decirme, pero la cerró de inmediato. Al rato, murmuró:
—Desactivar la transmisión puede ser fácil —dijo—. El problema es entrar a la fortaleza. Es imposible. La mayoría de las puertas tienen control de acceso. Han modificado sus vivems. Solo los participantes pueden entrar ahí.
—¿Has intentado entrar?
Negó con la cabeza y sus ojos se detuvieron en el segundo plano.
—No, pero sé que la fortaleza es mucho más grande de lo que parece. He descubierto que las naves robadas se encuentran en la planta subterránea y los túneles a la fortaleza conectan desde las montañas Priaktos, justo al lado de la iglesia antigua del oeste, ¿te suena? Tan solo son ruinas después de la tercera guerra mundial, pero debajo de ella está la entrada que necesitas para los túneles.
Asentí.
—Tardaré un día en llegar a la iglesia, un poco menos si tengo suerte.
—Sí, te aconsejo pasar la noche en la iglesia antes del gran día —una sonrisa volvió a estirarse en sus labios—. Vas a necesitas mucha suerte si irás solo.
Levanté la mirada hacia él.
—¿Y por qué no vienes conmigo?
—Estoy ocupado ese día —murmuró, contemplándose los dedos de la mano rodeados de aquel guante de látex.
Lo miré entrecerrando los ojos.
—¿Tienes algo mucho importante que hacer?
Su sonrisa se tornó aún más grande.
—Algo así —dijo con todo el descaro mientras se acomodaba en su asiento. Sus dedos se acercaron a su copa de licor y le dio un gran sorbo hasta terminárselo todo—. No puedo acompañarte ese día, lo siento. También sigo órdenes.
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Ladrón de Humo| 2
Science FictionDespués de escapar hacia la zona norte, Kara descubrirá que el mundo de los rebeldes no es tan malo como parece y que detrás de todas las decisiones tomadas por los grandes líderes prevalece una historia y muchos secretos enterrados. La Orden está e...