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Vivir sin Sirius era un infierno. Le echaba de menos todos los días. La casa se sentía vacía, y ahora mamá y papá sólo me tenían a mí para mandonear.
Subí a Kings Cross con mi nuevo y reluciente pin de prefecto.
Me senté en el compartimento de los prefectos a esperar a ver qué otros habían sido seleccionados.
Hestia se sentó enfrente. Tenía la piel dorada con un bronceado veraniego. Se había añadido unos mechones rubios en el pelo, que le quedaba un poco más corto, y tenía la sonrisa de siempre.
Excepto para mí. Ni siquiera se había vuelto hacia mí. Era comprensible.
—"Otra sangre sucia como prefecta", —se burló Olivia Bulstrode.
Hestia le respondió con una sonrisa. Verla sonreír hizo que mi corazón diera un vuelco.
—"¿Listo, Davy?"— Sirius sonrió maliciosamente mientras la reunión terminaba.
Claro que seguían siendo amigos. Por supuesto que tenían apodos el uno para el otro.
—"¿Quieres sentarte en un compartimento conmigo?" — me dijo Bulstrode sonriendo pero no era nada parecido a una.
—"No" — murmuré todo lo que quería hacer era pensar en Hestia en paz. Ella vivía en mi cabeza. Desde hace años.
Tuve la suerte de que me emparejaran con ella en Pociones.
—"Dile a tu mamá que la felicito." — murmuró Syra dando la vuelta.
—"Gracias Sy, ella realmente quiere que vengas" —Sonrió acomodándose el cabello detrás de la oreja.
¿Felicidades por qué?
—"¿Felicidades por qué?" —pregunté finalmente.
—"No lo entenderías" —dijo amablemente.
—"No soy idiota",— fruncí ligeramente el ceño.
—"Ya lo sé"— continuó preparando su poción.
—"¿Vas a ganar otro campeonato de quidditch?" — Preguntó Charlie, el compañero de Syras.
—"Con James como capitán seremos imparables"
—"Iré a todos tus partidos"— Sonrió satisfecho este payaso.
—"¿No estás en Gryffindor? O si, se espera que lo hagas o que" —Dije en voz alta y a propósito.
—"Sólo estaba siendo amable" —Susurró cuando se dio la vuelta.
—"Es un idiota"
—"Él es amable, no te mataría intentar eso de vez en cuando, sólo lo digo como un pensamiento"
—" Pero sé que mis pensamientos no significan nada para ti" — Levantó la vista de su caldero.
JODER, ME GUSTA HESTIA DAVIES.
Verla con esas túnicas de quidditch, verla en esa escoba, los pensamientos que llenaban mi cerebro. Viéndola morderse el labio en clase o incluso lamerse el labio inferior, sentí que mi cuerpo se calentaba y que mi parte inferior empezaba a tensarse.
—"¿Ya está dura?", —se giró.
—"¿Qué?", —me asusté.
—"Se supone que las pociones tienen que estar sólidas antes de que podamos añadir nada más"— levantó una ceja.
Ella está preguntando si las pociones están duras, Que idiota soy.
—"Oh, está casi sólida" —tragué saliva.
Fue peor que en diciembre cuando accidentalmente derramó un poco de agua en mis pantalones.
—"Lo siento" —empezó a darme palmaditas.
—"Por favor, para" —me agarré a los lados de la mesa.
—"Oh",— apartó sus manos de mi ahora muy duro yo y se sonrojó profundamente.
—"Lo siento", —se rió.
—"Sí",— intenté no pensar más en ello.
Cuando llegó el invierno estaba adorable con su nariz roja y sus mejillas rosadas.
Parecía deprimida cuando fui a mi habitual medianoche en la torre de astronomía.
—"¿Davies?"— Me acerqué a ella.
—"Me asustaste" —se recompuso rápidamente.
—"Pensé que los gryffindors no se asustaban de nada"
—"Supongo que sí"
Ese momento era perfecto, su pelo estaba desordenado, sus ojos miel nadaban a la luz de la luna.
—"Apenas me has hablado en todo este año"— Me sentí como un niño pidiendo perdón.
—"Soy una inútil sangre sucia recuerda, nunca esperé que fuéramos mejores amigos, sólo quería que supieras que no estabas solo"
—"Sabes que me castigo todos los días por haberte dicho eso"
—"Lo sé" —me miró.
Sin pensar en las consecuencias me incliné y besé sus labios, ella sólo me devolvió el beso ligeramente.
—"No quiero que hagas algo de lo que te arrepientas" —se apartó.
—"Te deseo tanto, Hestia", — con mis dos manos apreté su suave rostro y la besé.
Sus labios eran el agua que necesitaba para sobrevivir, sus brazos alrededor de mi cintura me hacían sentir seguro.
Sabía a fresas maduras y quería más. Nunca tendría suficiente.
—"Sabes a whisky de fuego",— se apartó.
—"Produces el mismo efecto" —ella era como mi droga personalizada.
—"Adiós Regulus"
¿Adiós? —"Adiós Davies"
Y ella se fue.
Reconozco que nunca he sido el mismo desde ese día. Nunca nos volvimos a besar. Soñaba con sus labios, viéndola hablar durante las clases, todo lo que podía hacer era mirar sus labios.
Cuando terminó el año escolar temí no poder verla todos los días.
Como la luna debe echar de menos al sol. Sin embargo, nunca podrían estar juntos, tal vez esa era la verdad que tenía que aceptar.
—"El Señor Oscuro te ha llamado, hijo mío" —Mi padre se mantuvo erguido y orgulloso.
Hestia merecía algo mejor que un mortífago.
Aún así, en mi cumpleaños me envió una tarjeta.
—"Feliz cumpleaños, espero que disfrutes del trozo de tarta y que tu día haya sido pan comido, en realidad reconozco que eso solo lo saben los muggles. Feliz Cumpleaños" —
Intenté no sonreír mientras abría el trozo de tarta de fresa.
Sus labios y los míos formaron un apocalipsis. Y no había atrás.
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Apocalypse | Regulus Black ✔️
Rastgele"Tus labios, mis labios. Son Apocalipsis" "Guárdame en tu corazón porque me rompes en tus manos" "Quemas mi piel pero prometes nunca soltarme" Traducción Autorizada por @izzyal