Capítulo 31

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El miedo era uno de los sentimientos más impactantes para un ser humano.

Ese sentimiento poderoso pero peligroso se sentía mermar en cada una de las células de sus cuerpos, bullendo como un torbellino letal que paralizó sus cuerpos al instante y sus mentes se congelaron en un shock repentino.
La temperatura del ambiente pareció descender varios grados creando un aire gélido, tenso y escalofriante que les provocó una corriente de temor a cada uno de ellos.

Naruto, Sasuke y Sakura se quedaron paralizados aún arrodillados en el suelo, sin ser capáces de mover ni un solo músculo, sin ser capáces de emitir un solo sonido y sin ser capaces de apartar la mirada de esos tres pergaminos enrrollado que Kakashi aún tenía extendidos en las palmas de sus manos en dirección hacia ellos, solo tenían que extender sus manos y agarrarlos.

Solo eso...

Pero ninguno de los cuatro era capáz de moverse.

Las katanas resbalaron de sus manos como si estuviesen cubiertas de jabón y cayeron al suelo con un golpe sordo haciendo que el sonido del acero golpeando contra el frío suelo sonara como un gran estruendo impactante en aquel silencio sepulcral donde el silencio era asfixiante.

A nadie le importó.

Sakura cayó al suelo sentada y retrocedió rápidamente arrastrandose con los pies y manos, mirando aquel pergamino como si este estuviese ardiendo con aquel mismo fuego ardiente e infernal que había calcinado hasta las cenizas todo su hogar y a sus progenitores.
Sus ojos verdes estaban dilatados y estaba empezando a sudar frío.

Naruto se quedó totalmente rígido y quieto como una estátua de mármol, sin saber qué hacer en esos momentos.
Su mente era un solo caos en esos momentos que no sabía cómo reaccionar.

Sasuke apretaba los puños y su Sharingan parpadeaba en rojo como dos focos que tienen un cortocircuito, sus nudillos ya estaban blancos por la fuerza con la que apretaba los puños y su mandibula dolía por mantener sus dientes apretados.

Kakashi podía escuchar los pesados latidos de su propio corazón en sus oídos, estaba asustado, muy asustado y estaba luchando para que sus manos no temblaran y para no demostrar el temor que sentía en esos momentos.
Si ellos sentían su miedo, el miedo de ellos también se incrementaría.

Necesitaba mantenerse firme...por todos ellos.

-¿Por qué?- la voz de Naruto salió ligeramente temblorosa con un toque de miedo que intentaba vanamente en ocultar. El rubio tragó saliva con dificultad tratando de detener el temblor que empezaba a recorrer su cuerpo- ¿Por qué ahora?- preguntó en un susurro roto retrocediendo un paso mientras negaba con la cabeza como si le estuviesen ofreciendo su condena escrita.

Kakashi cerró los ojos por un par de segundos, meditando en silencio la respuesta que podía darles...

¿Por qué ahora? Fácilmente podía decirles que porque ahora era el pinche Hokage y podía ascenderlos al rango que él quisera, y él quiso ascenderlos a Jounnin y por eso les estaba ofreciendo lo prometido sin ninguna oposición.

Pero no, la respuesta era simple: quería ver sus verdaderas intenciones.

No es que él desconfiara de ellos, no. Él los conocía mejor de lo que ellos o cualquiera esperaba, y sabía que ese respeto que habían adquirido sobre él no se iba a esfumar solo por leer las crudas verdades escritas en aquellos pergaminos.
Sin embargo él mejor que nadie sabía que los seres humanos eran criaturas muy impredecibles, los sentimientos de los humanos podían cambiar fácilmente al igual que sus elecciones que podían fácilmente condenarlos o salvarlos.
A pesar de que él sabía que ellos lo amaban como a un padre, eso no significaba que estarían obligados a estar junto a él todo el tiempo.

Team 7: Almas De FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora