En la noche, había llegado Timburr de aspecto peculiar. Es Meredence, viviendo bajo la misma ala que acogió a Athen y a Crimson hace muchos años. A diferencia él no era mal visto como ellos, sino que al contrario, es hijo de uno de los mayores luchadores de Meredas. No tenía una razón para ir a buscar a Athen, de buscarlo sería para darle el juicio que a los ojos del imperio merece por condena, ser alejado de todos, o perecer.
Pero no, Laika Theros no tenía esos motivos para presentarse esa noche, sino que tenía un destino por cumplir, y una sentencia por pagar. Y esa era estar presente, aunque las tempestades irrumpieran su camino. Solo que ¿Cómo? ¿Por qué? todo empezó dos días antes de esa noche.
–Hm, debí o no debí estar aquí... porque las cosas son tan confusas –con la mirada baja estaba en un mundo donde las preguntas eran infinitas en sí mismo–
En una taberna, Laika no tenía una buena racha en combates, y su padre no estaba orgulloso de ello. Como muchos en Meredas, no solo por el festejo, la taberna siempre estaba a su merced inclusive para saciar su sed de dejar todo fluir y liberar sus penas, que cada día cargaban consigo.
–Cantinero, realmente crees que, si uno pelea en el orgullo de su familia, y falla en el peor momento... ¿es una desgracia para la familia? –preguntaba Laika dejando reposar su cabeza sobre la áspera mesa de madera–
–La verdad no, solo fue un error, todos cometemos errores. No creas que este establecimiento no se abrió sin contratiempos o errores, no es la primera vez –respondía el humilde Poliwrath– solo que cuando cometemos errores, hay que intentar enmendarlos, así es como es.
– ¿seguro? –dudaba, por su posición– era un gran evento, ante todos, tenía que vencer a ese Mienfoo presumido, al Machop que pensaba que todos eran novatos, y otras más que... sinceramente se me olvidaron, no importaban después de todo.
–Estoy seguro. Si vieras más allá que tu tarro de nuestra bebida de baya zidra, dejarías de pensar solo en ello –tomaba los cinco tarros vacíos que tenía en la mesa, había tomado demasiado– También, debes dar más hasta enmendarlo, mientras mayor sea la metida de pata, más pones de tu parte para repararlo. Ahora sal por la puerta trasera, si seguridad te ve así puedo tener problemas.
Su tiempo allí termino, había pasado la noche en los brazos de la agonía de fallar enfrente de su familia. La guardia no lo encontró así, porque fue al mismo callejón donde se encontraba la taberna, para reposar cerca de este. Para varios era fácil decir que siguiera delante, pero cuando eres un representante de algún poder o autoridad en el reino, no es tan fácil enmendar los errores, y mucho menos que los demás lo dejen pasar, ya que siempre los errores que se cometan no solo repercuten en su ser, sino en todo el reino.
A Meredas no le ha ido tan bien, como un pueblo de bajos recursos es común ver que algunas cosas sean deficientes o que no den la talla junto a los grandes reinos como Rankuden o Wilarius. Este déficit se refleja como espejo en su gente, quienes por más que parezcan relajados y despreocupados, sus días en vida son una verdadera prueba de perseverancia, valentía y esperanza.
Y Laika por más que fuera de una afamada familia del reino, no era la excepción, afamados o no, todos viven en la misma situación deplorable. En su existencia y errores cometidos se halló en la pared, recostado queriendo que el día o su vida acabara, la primera que sucediera seria lo adecuado en base a sus deseos. Con plena lluvia que oscurecía y decaía su pelaje, y con este su autoestima. ¿A dónde se había ido esa fuerza? Eso se preguntaba constantemente.
–Era imposible... mi familia sabía que no podía contra tres al mismo tiempo, pero no podía desilusionarlos, yo tenía que hacer lo que pudiera. Así... es como supero los retos, y si no puedo con lo imposible... no puedo con nada –hablaba echado en la pared, donde por más que hablara o gritara nadie escuchaba–
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Pokemon Conquest: Una historia de guerra y paz
FantasyHumanos y Pokémon hemos estado juntos desde hace mucho, mucho tiempo. Y hoy en día, más unidos que nunca, pero la cuestión es que la historia nos muestra que no ha sido así, y en sus tiempos más antiguos, una terrible época, que fue, donde la guerra...