| Es difícil dejar el odio y el rencor de lado cuando tus mejores amigos se van olvidándose por completo de ti, y peor aún, descubres que la persona quien creías que era el amor de tu vida ahora se encuentra en brazos de un Rey |.
Esta historia se c...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
| For more Experience put on Spotify "A little piece of heaven" – Avenged Sevenfold |.
Narra Mal:
No tengo idea de cómo, pero en un abrir y cerrar de ojos nos encontramos en el Castillo Real, corríamos como dos niños por los pasillos tomados de la mano tratando de hacer silencio para evitar que los guardias o cualquier persona nos viera, pero de todas formas las risas no paraban de salir.
Él me acorralaba contra la pared en cuanto oía el más mínimo ruido acercarse hacia nosotros, pero cuando lo hacía tomaba mi rostro y comenzaba a besarme de una forma tan salvaje que honestamente me daban ganas de saltar en ese mismo instante sobre él.
Pero tenía la costumbre de separarse y comenzar a correr como si nada, aún así eso me hacía sentir viva, que en cualquier momento podían atraparnos y aún así no me importaba en lo absoluto…estaba con él, es todo lo que necesitaba.
Ian: —¿Dónde es?—.
Mal: —Por aquí…—.
Fuimos hasta uno de los últimos pisos del castillo para ir hasta mi cuarto, pero al entrar él se quedó confundido.
Ian: —Espera, duermes aquí…¿sola?—. Asentí sin entender. —No puedo creer que Benjamin sea tan idiota de dormir en otra habitación cuando podría tenerte cada noche, cada vez me sorpende más ese pulgoso—.
Comenzó a reír y luego tomó mi ropa con fuerza para jalarme hacia él.
Ian: —¿Dónde está su cuarto?—.
Mal: —¿Por qué lo preguntas?—.
Ian: —Tú sabes porqué…—.
Sonrió rozando su nariz con la mía, no voy a mentir, dudé tan sólo por un segundo…pero al ver sus ojos recordé la Isla, me sentía yo misma…me sentía una verdadera villana de vuelta.
Ambos comenzamos a ir por el pasillo hasta llegar al que era el cuarto de Ben, con Ian nos acercamos de forma sigilosa hasta quedar detrás de los guardias, fue en ese entonces que de un momento a otro desgarramos sus gargantas de lado a lado con sus armas.
La sangre saltaba por todas partes, fue en ese entonces cuando ellos cayeron al suelo que nos miramos y sin querer esperar otro segundo más nos acercamos, me tomó entre sus brazos y me cargó hasta llevarme a la cama de Ben.
Comenzó a besarme con desesperación de tal forma que cada vez estaba siendo más húmedo cuando él utilizaba su lengua, mientras tanto bajaba sus manos por mi ropa para desgarrarla con fuerza.
Era como sí se enfadara cada vez que veía un trozo de tela, pero cuando ya no tuvo nada más que quitar se apartó por un momento para observar cada parte de mi cuerpo, fue en ese instante que sus ojos comenzaron a cambiar, se tornaron amarillos siendo lo más hermoso que había en la habitación, era cómo si el reflejo de la luna se hubiera impregnado en ellos.