III

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Ay no.

-¿Mirabel? ¿Tío Bruno? - Había preguntado la voz de Camilo.

El grupo trató de acercarse a ellos, pero un grito los dejó pasmados.

Era Mirabel, quien al verlos soltó un grito aterrado, su respiración comenzó a acelerarse.

-¿Mira?- Luisa trató de acercarse extendiendo su mano, pero Mirabel gritó aún más fuerte, su cuerpo estaba temblando y había comenzado a llorar. Habría caído al suelo de no ser por Bruno quien la atrapó y comenzó a abrazar tratando de calmarla, mientras Mirabel agarraba fuertemente su cabeza y lloraba aterrada.

Estaba teniendo un ataque de pánico.

-¿Q-Qué rayos está pasando? - Había preguntado Dolores también tratando de acercarse a la pareja.

- ¡Alejense de nosotros!- Les gritó Bruno furioso, sus ojos ahora eran de un color verde brillante.
Un poco de arena que había en el suelo de la plaza empezó a brillar y girar con el viento... se levantó una tormenta de arena.

Bruno se alejaba a grandes zancadas con Mirabel en sus brazos al estilo nupcial, sus ojos brillaban de un verde furioso, sus puños estaban apretados con fuerza.

La tormenta de arena mantenía alejadas a las personas conforme se iba de aquel lugar con su amada en sus brazos.

Todos en la plaza, espectadores y protagonistas del motín, dejaron de respirar, nunca habían visto al vidente enfurecido.

Pero había algo que si podían saber, que era que aquellos forasteros conocían a la pareja y que su sola presencia alteraba Mirabel, por lo que algunas personas se pusieron frente al grupo para bloquearles el paso y evitar que los siguieran.

-¡Oigan! Déjenos pasar. Queremos hablar con ellos.- Pidió Dolores cuando una mujer la sostuvo de los hombros para detenerla.

Luisa ni siquiera ponía resistencia, preocupada por el estado de su hermanita.

-No, puede que no sepamos nada de ustedes, pero algo me dice que tienen algo que ver con el estado en que se puso la señorita Mirabel.- Dijo Doña Remedios.

-Pero nosotros solo-Trató de razonar Camilo, pero fue cortado.

-Por favor jóvenes, no consideramos prudente que se acerquen a ellos sin su consentimiento.- Habló el señor Núñez con voz dura.

Sabían que no harían ningún bien y las personas de ese pueblo estimaban mucho a Bruno y Mirabel, al punto de recibir miradas enojadas por el colapso nervioso de ella.

XXXXX

Fueron llevados a una posada que había en el pueblo, todos tenían miradas avergonzada, aquella mujer, la señora Remedios como se hacía llamar, los miraba enojada.

-Bien. ¿Qué pueden decirme? ¿Por qué están aquí?

-Mirabel es mi prima y en verdad la extrañaba, abuela la trataba mal a ella y al tío Bruno y por eso se fueron.- Explicó Antonio agachado la cabeza totalmente triste.

La mujer, el señor Núñez y el hombre a cargo de la posada se sorprendieron internamente de que el niño que se refería a Mirabel como su prima, llamara a Bruno su tío.

Quizás le decía así por ser un amigo de su familia. Pero no era de su incumbencia saber si era su tío biológico. No era la primera vez que en su pueblo se conformaban parejas así.

Mi Frágil Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora