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La chica de veintidós años caminaba a orillas del lago. Llevaba horas caminando para volver ahí y sus piernas estaban agotadas, pero si había algo que tenía que admitir, es que se alegraba en saber que los embajadores ya habían dejado de mandar caza hacia ella. Posiblemente ya creían que estuviera muerta luego de dos años, pero ella seguía ahí, de pie.
En esos años, hubo algo que descubrió y fue lo sensible que podían haberse desarrollado sus sentidos, por lo cual volvió a tomar sus cosas cuando sintió sonidos a los lejos. Comenzó a correr con sus pisadas leves, pero no tenía duda que la estaban siguiendo: en silencio pero con rapidez. El único sonido que sacó de su garganta, fue un gemido al sentir algo rozar su brazo y arañarla, sintiendo como se desprendía un pedazo de piel. Quiso parar y tomarse el brazo, pero no podía porque las pisadas se sentían tan jodidamente cerca que no tenía la valentía de girarse a ver cuantos eran ni quienes.
Te lo digo yo, era uno. Una sola persona que la perseguía y tenía el corazón en la garganta, incapaz de soltar una palabra para frenar a la chica. Estaba en un movimiento, que si utilizaba uno de sus lanzas, era capaz de darle pero su mano fallaba cada vez que intentaba sacar la lanza.
Odio eso, porque sabía que era ella, por eso no lo podía hacer: era quien había estado buscando cinco años, y ahí creyó creer que por muchas veces, la había tenido más cerca de lo que creyó.
Ella tropezó con pozo, su pie se dobló, pero antes de caer completamente, fue agarrada por sus prendas de la espalda. Aquella fuerza la tomó con violencia y la tiró contra un árbol de forma tosca. Gimió de dolor nuevamente y levantó su cabeza, y juró que tuvo que pestañear tres veces para reconocer a Bellamy. Era un hombre y había cambiado.
Este instantáneamente se arrepintió de haberla golpeado contra el tronco con tanta fuerza, pero lo cierto es que la había acorralado y levantado de tal forma que esta apenas tocaba el suelo con las puntas de sus pies. Y al mirarse, algo fue distinto.
Clarke tomó una gran bocanada de aire con cierta sorpresa al sentir algo afilado presionando su abdomen. Si, es cierto, puede que la hayan intentado matar más de una vez así, pero nunca él.
—Estás viva—murmuró incrédulo y negó—. Eres una gran y maldita traidora, Clarke.—su rostro mezclaba bronca, molestia y traición.
—Hazlo—la primera palabra que ella le había soltado luego de tanto tiempo, era una orden para que clavara el maldito cuchillo en su abdomen.
Bellamy, con la mano que la tomaba del hombro y la mantenía contra el árbol, la empujó más, haciendo que la rubia sintiera la madera rozar en su espalda y el cuchillo rompiera una capa de sus prendas. Hizo una mueca de dolor, pero él estaba muy molesto que no parecía parar eso; quería parar el sentimiento, era lo único que le importaba—¡Eres una mierda!—le gritó tan cerca, que ella no lo había notado. De hecho, hasta encerrada así, podía estirar su boca y hacer que sus labios se rocen, pero él no se detuvo a plantearse eso.—¡¿Por qué lo haz hecho?! ¡¿Por qué dejaste que algunos mueran?! ¡¿Por qué nos dejaste?!—volvió a moverla y ella juró que esa vez, la daga estaba tocando su piel.
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Backstabber// Bellarke
Fiksi PenggemarLo que más le dolió, fue que luego de todo lo que vivió y juró, ella se arrodillara y los dejara a él y a su hermana en el campo de batalla: aquello costó la vida de muchos guerreros, pero también, la confianza y la vida de Bellamy.