En casa habían gentes por doquier, habían tantas gentes que no había espacio para desplazarce de un lugar a otro. La música sonaba tan fuerte que creí que por un momento mis tímpanos iban a estallar, pero el alcohol estaba cumpliendo con su trabajo, porque al cabo de unos minutos ya no sentía la música igual, por el contrario, quería que le aumentaran mucho más.—¡Esa canción me encanta! —le vociferaba a Harry, que era el que estaba conmigo en ese momento, porque Adela andaba por ahí con un supuesto novio.
—¡Sí, a mi también! —comentó, bailando y tarareando la canción.
En ese momento me dirigí hacia la cocina en busca de otra cerveza y Harry me siguió. La verdad, es que la estaba pasando de maravilla, jamás pensé que eran tan divertidos estos momentos junto a él.
Nos desplazamos hacia la cocina y allí al menos no teníamos que gritar para ser escuchados.
Mientras sacaba unas cervezas para él y para mí, el estaba recostado de la encimera observándome muy detenidamente, con fijeza.
—¿Sabes? —, comenzó hablar, y su voz sonaba muy diferente a la de hace un momento atrás, juraría que era un tono de voz triste—. Aveces no entiendo qué tanto tarda uno para convencerse de algo que nunca será, cuántos obstáculos hay que recorrer para darse por vencido, cuál es el precio a pagar... Cuántos gritos debemos lanzar hacia la nada para sacar a ese inconciente que llevamos por dentro.
Todo lo que pronució fue tan sorprendente como la manera en que lo había dicho, en su rostro yacía un tinte de agonía inexplicable, que también fue mágicamente sorprende para mí porque había nacido de un momento a otro en su rostro. Su mirada era ahora de un cristalino de aflicción contenida, como si quisiera llorar porque ya no soportaba más lo que llevaba dentro.
—¿A qué te refieres, Harry? —pregunté, acercándome a él, preocupada—. ¿Te sucede algo? Habla conmigo. Puedo ayudarte—, pronucié con voz dulce y a la vez agitada.
—Eso quisiera tanto como tú, Ed, que me ayudaras, pero el problema y la ayuda nunca van a ir de la mano—, musitó, enfatizando tanto la palabra «problema».
No entendía una mierda, no sabía a qué se refería Harry con estas cosas.
—¿Estás diciendo que...? —hablé, pero la pregunta quedó en el aire porque Harry me interrumpió.
—No, no estoy diciendo que...
—Sí, sí lo estás diciendo—, refuté, interrumpiéndole.
Él suspiro, haciendo un movimiento en la estancia.
—No es lo que estás imaginando, Eden ¿si?, y ni siquiera es momento de arruinar la noche con estas cosas—, en ese momento entró un chico a la cocina, Harry se detuvo un momento y luego continúo hablando, restándole importancia—, no debí haberte hablado de este tema, lo lamento.
—No, no, escucha, no pasa nada— dije acortando los pocos metros de distancia que nos separaba—, no te disculpes, en otro momento hablaremos de esto, no estás bien y necesitas hablarlo.
—No sería una buena idea— dijo de pronto, cabizbajo— pero ya, vamos a disfrutar de la fiesta— soltó, tomando la cerveza que tenía en mis manos y dándose la vuelta.
No obstante, coloqué mi cerveza en la encimera y lo detuve, haciendo que se diera la vuelta nuevamente, así que le quité de las manos la cerveza y lo besé, no me importó quién nos viera, no me importó nada, ni siquiera la chica que había entrado a la cocina en busca de más alcohol.
Nos besamos como si no hubiera un mañana, como si solo estábamos nosotros allí y nadie más, como si ambos estuviéramos esperando toda una vida por ese momento. Harry parecía necesitar de ese beso tanto como yo, porque lo correspondió a la primera y no hubo vacilación en él.
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SUBORDINATE ©
Random¿Qué harías si con tan solo pensarlo podrías matar a cualquier persona? ¿Que harías si tienes que dejar toda tu vida atrás por pertenecer a algo que no quieres? La muerte de los padres de Eden y la desaparición de su tía (que cuenta como una muert...