Tenía la sensación de que la vorágine de emociones se lo iba a tragar. Algún día sería consumido en su totalidad por ese poderoso sentimiento. Había una desesperación en su toque hacia Taehyung, ama la forma en que su piel cremosa se marcaba con la forma de sus dedos. Cómo deseaba qué nunca desaparecieran de su piel.
Amasó la forma de sus caderas y lo atrajo más hacia sí, disfrutando de la manera en el cuerpo de Taehyung se amoldaba al suyo. Hundió su rostro en la curva de su cuello respirando ese aroma fresco y sutil que siempre lo acompañaba.
El latido en los oídos de Jungkook era atronador, se sentía borracho de emociones y quería consumir a la persona entre sus brazos.
Está tan asustado de todo lo que está sintiendo, tenía tanto miedo porque sabía que todos estos sentimientos tenían tintes oscuros y algo afilados.
El deseo era una emoción peligrosa y más si se teñía de obsesión.
Pero no podía evitarlo, no desde que lo conoció años atrás, cuando Jungkook no era más que un saco de hormonas y sueños.
El día que decidió unirse a la compañía para hacer música y seguir los pasos de su modelo a seguir Namjoom, jamás creyó que se encontría con un chico que sacaría de rotación su mundo y se convertida en su centro de gravedad.
-Eres mío - prácticamente gruño en el lobulo de la oreja de Taehyung y se vio recompensado con un estremesimiento del cuerpo entre sus manos- Nunca te dejare ir, ¿Entiendes? -
