Miro por la ventanilla del auto y veo las casas pasar. Mi madre habla sobre su nuevo instructor de yoga y lo guapo que es.
—Tatiana no se imagina que vendrás. —Dice dando un pequeño aplauso de felicidad. —Le hacía mucha ilusión que volvieras a casa para su cumpleaños. —Me mira y yo le sonrío.
—No me perdería el cumpleaños de mis hermanas. —Me pone feliz estar en casa por este fin de semana. Planeo hablar con mis padres sobre mi bisexualidad y cruzo los dedos para que se lo tomen a bien. Sólo debo encontrar un buen momento para hacerlo.
El viaje pasa rápido y antes de darme cuenta ya estamos cruzando el lago de la ciudad. De verdad tengo expectativas altas con éste fin de semana.
Cuando llegamos a casa mi hermana todavía está en la casa de su novio, por lo tanto aprovechamos ese tiempo para poder colocar la decoración por su cumpleaños.
Mi madre y mi padre van por el pastel y yo me quedo dando los últimos detalles con la ayuda de Flavia y su novio. Para cuándo mis padres llegan llamamos al novio de Tatiana para que la traiga de vuelta a casa para la fiesta sorpresa.
Con todo ésto he olvidado avisarle a Mari que ya estoy en casa. Le envío un mensaje rápido y vuelvo a la sala para esperar la llegada de Tatiana.
Escuchamos las llaves en la puerta y todos guardamos silencio. Cuando entran todos gritamos sorpresa y aplaudimos. Tatiana nos mira a todos riendo y nos abraza.
Pasamos toda la noche divirtiéndonos hasta el cansancio, literalmente. Cuando todos se fueron a sus camas yo me quedé en sala un rato más para así poder hacer una pequeña vídeollamada a Mari.
—Hey. —Me saluda sonriente. Está acostada en la cama con las sábanas hasta el cuello.
— ¿Todo bien por allá? —Pregunto mientras admiro su sonrisa a través de la pantalla. Maldición, como me tiene.