Cruel Summer

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No podía decir que no lo había visto venir, de hecho llevaba anticipando tanto tiempo que terminó creyendo que era su propia culpa, por sobre pensar en ello terminó de una manera u otra manifestando, y que le jodan, el universo era una perra.

¿Por qué demonios manifestaba un jodido matrimonio y no el mísero aprobado que llevaba meses suplicando?

No entendía nada, estar y sentirse aturdido a la misma vez era un sentimiento nuevo, la presión en su pecho después del shock inicial, sus ojos llenándose de lágrimas, el nudo en la garganta. Demasiados cambios en pocos segundos, no era capaz de procesar lo que veía a su alrededor, el sonido ensordecedor de los flashes sobre su rostro, los gritos de los fotógrafos y los fanáticos detrás de los mismos, un tirón de brazo y clavó su mirada perdida en aquellos ojos azules, ojos azules comprometidos.

Mierda.

— Gracias.

El hombre asintió suavemente y rodeó la cintura de su co estrella con cuidado, sin tocar demasiado. Él siempre había sido así, tan caballero, tan bueno y dulce, tan él, que resultaba casi ofensivo no terminar con un pequeño crush en él, y más aún para alguien con un corazón tan tierno y nuevo como el suyo, pues por raro que parezca nunca había amado, no más allá de tener un amor puro y sincero hacía su gato siamés que le había acompañado durante su huida de casa de su madre.

Ugh, no es el momento de pensar en ello.

Su madre siempre le dejaba un mal sabor de boca, pero no era la situación idónea, si iba por ese camino iba a terminar o llorando o bebiendo más de la cuenta, y no podía darse el lujo de hacerlo, no cuando había conseguido su primer papel importante, rodeada de gente que era excelente en su trabajo, como el maldito hombre de ojos azules.

Sigamos avanzando, con cuidado.

Con un simple asentimiento de cabeza varios de sus compañeros de reparto comenzaron a seguir al encargado mientras que otros tantos hablaban cómodamente con los reporteros como vendría siendo su caso. Había ocasiones en las que daba respuestas concretas o demasiado vagas, lo justo necesario, tal y como le habían aconsejado y enseñado.

En más de una ocasión le habían preguntado que había sido lo más memorable del rodaje pero había disuadido la pregunta la primera vez, la segunda no tuvo tanta suerte pero para su fortuna de nuevo el chico de ojos azules había acudido en su ayuda y salvó la situación, pero está vez estaba sola, así que simplemente respondió lo primero que se le vino a la cabeza y por suerte no fue lo que realmente quería decir.

— Bueno, tu sabes, creo que para mi fue el buffet libre. — una pequeña risa escapó de sus labios que contagió al propio periodista, ganándose una ronda de elogios que no sabía cómo manejar pero aun así se las arregló para sonreír de la manera que sabía que los demás adoraban; y así, después de unas cuantas palabras más se apresuró a caminar como un patito tras el hombre de ojos azules, quedándose casi sin aliento.

Malditas piernas cortas.

— Ah, voy a tener que prestarle más atención al gimnasio a este paso.

— Tienes tan poca resistencia cariño, siempre te cansas rápido cuando te doy un poco de acción.

Y ahí iba de nuevo, el maldito hombre de ojos azules sería todo un caballero pero tenía ese lado que solo las personas de su entorno conocían, y era refrescante saber que tenía la suficiente confianza para mostrárselo y bromear con ella, pero también se sentía como un pequeño pinchazo en su pecho pues no podría verlo por mucho tiempo más, las promociones terminaban en una semana y para su suerte la última parada de la pequeña gira promocional era en Londres, donde él volvería a su hogar y su vida, y ella con suerte a tomar un examen para el cual tendría que estar estudiando y no pensando en que nunca volvería a ver al Señor Perfecto.

— Sí, sí, lo que tú digas. — con un movimiento de sus manos le resto importancia a la broma y enderezándose en lo que su casi metro sesenta daba sin contar los tacones se dispuso a entrar muy digna a la gala de premios, y no es que estuviera nominada o algo, sino que por suerte del destino había logrado ser invitada y por supuesto su manager había saltado tanto de alegría como ella misma sino estuviera pasando por la mayor crisis existencial que había tenido en un tiempo.

— No seas así tampoco mocosa malcriada. — el brillo en su mirada lleno de diversión caló hasta lo más hondo logrando que una pequeña corriente eléctrica recorriera su cuerpo de pies a cabeza, y no pudo evitar que sus labios formarán la amorosa sonrisa que siempre tenía guardada para él, una sonrisa genuina llena de significado aunque solo ella lo supiera.

— Estamos llegando tarde, lo sabes, ¿verdad?

— Es elegante llegar un poco tarde cariño, pero no demasiado, así que vamos. — extendió su mano de manera tan natural esperando que la tomará que cuando lo hizo se sintió como un terremoto en su corazón, tirando todo a su paso, destruyendo estructuras y sentimientos como un niño machacando plastilina.

La mano caliente envolvió a la suya tan fría por los nervios del momento y los condujo dentro de la espaciosa sala, y allí, sentada entre los mejores de los mejores se dio cuenta de que quizás no estaba volviéndose loca por nada, de que lo que realmente le pasaba no era una crisis existencial de nuevo, sino, más bien algo que solo había leído y teorizado, algo que le asustaba al punto de querer arrancarse el corazón.

Bien, no vamos a entrar en pánico, por algo que no sabemos con exactitud, analicemos todo esto.

Cálmate Victoria, cálmate.

Y así la fantástica y maravillosa noche de premiación comenzó, como siempre acechada por el hombre de ojos azules, malditos ojos azules.

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2022 ⏰

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