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Un cuarteto de niños corría por el extenso campo de flores multicolor.

El cielo estaba teñido de un tibio esplendor azul, el Sol iluminaba intenso todo el paisaje, las risas infantiles coronaban el eco de diversión.

Una pequeña rubia se escondía tras un árbol, jalando de la mano a otro niño rubio, ambos pequeños, con sonrisas cómplices.

—Aquí, apuesto a que Take no nos va a encontrar.—dijo la nena, mirando a su fiel amigo que le daba la razón aunque sin verla.

Tomaba de la mano de su compañero, siempre se escondían juntos, correteaban a todas partes con la euforia y la vibra juguetona de pasar un tiempo entre amigos.

No había día que no salieran todos a jugar, terminando sus tareas a tiempo para permitirse disfrutar de su niñez.

Aquel grupo de amigos era reducido, pero sus cuatro mentes volvían del mundo una fantasía interminable.

Hoy jugaban algo sencillo, las escondidas, otros días jugaban a ser astronautas.
Eran pequeños, ninguno cumplía los ocho todavía, uno de ellos era el más protegido, Chifuyu.

Emma, la dulce niña de ojos dorados, siempre miraba con curiosidad a su amigo, le gustaba el color de sus ojos esmeralda.

A los niños no les costó mucho en comprender la situación de Chifuyu, su discapacidad.

El niño era ciego, tenía una madre sobreprotectora y un noble corazón.

Todos eran vecinos, así que las reuniones se daban sin tantos rodeos.

Hina, la segunda niña del grupo, corrió con todas sus fuerzas para alcanzar el tronco de un viejo árbol que era la base del juego, donde el buscador contaba antes de ir por el resto.

—¡Un dos tres por mí y por todos mis amigos!

—¡Eso es injusto!—chilló un niño pelinegro, frunciendo el ceño —Me empujaste, Hina.

—Claro que no, yo no haría eso.—se ofendió, cruzándose de brazos.

—Ay, Hina ya ganó.—comentó Emma, jalando amablemente la mano de su amigo.—Vamos con ellos.

—Sí.

Para Chifuyu era normal tomar la mano de sus amigos, éstos lo arrastraban a un mar de aventuras.

—Jo, ya no quiero jugar.—Takemichi solía ser amable pero le atacaba muy rápido verse envuelto en una trampa.

—No seas así Takemichi, apenas estamos jugando.

—Bueno, ¿Quién cuenta ahora?—preguntó Emma, soltando la mano de su amigo.—¡Ya sé! Te toca a ti Chifuyu.

—¿Yo?

Los otros niños se miraron entre sí, para luego ver a la entusiasmada Emma, no les parecia mala idea, solo pensaban que sería demasiado fácil ganar.

—Sí, tú.—respondió, corriendo para ponerse detrás de Chifuyu y empujarlo suavemente de los hombros. —Nosotros nos escondemos.

—Si puedo contar, ¿Pero cómo los encuentro?

—Ajá...Chifuyu se podía tropezar mientras nos busca, mejor yo me escondo con él.—expresó su idea, tomando de la muñeca a su amigo.—¿Te parece, Chifuyu?

—Yo me escondo contigo.—Hina tomó de la otra muñeca del niño, jalándolo un poco hacia ella.

—No, le toca a Chifuyu contar—Emma quería darle la oportunidad.—Sé que no puedes ver pero nosotros haremos ruido para que te guíes, ¿Te parece?

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2022 ⏰

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Néctar [Kazufuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora