12✨༄[𝐄𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥]

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佐野 万次郎
Brightness Of Your Eyes
|Fanfic|
Capítulo XII

• ──────[1991]────── •

Sin algún rumbo donde ir, la mujer de tez pálida y cabellera roja, caminaba buscando algo o alguien sin algún éxito por hallarlo.

El sonido del cielo se hizo presente, dando aviso a que la lluvia se aproximaba, la mujer abrazo con fuerza aquel bulto blanco donde se encontraba una pequeña bebe de un par de meses, la mujer con pena tuvo que abandonar aquella búsqueda y volver a su hogar.

Llegando a aquel departamento que a primera vista se podía notar que no estaba tan amueblada, y que la condición del departamento no era la mejor, la mujer dejó aquel bebé sobre la cama y se sentó a lado suyo mientras un largo suspiro salía entre sus labios, demostrando su cansancio.

──Mi pequeña, lamento que aún no halle algún lugar donde puedas crecer y tener alimentos, porque yo no te lo puedo dar── dijo mientras una lágrimas brotaban de sus ojos heterocromicos de color azul con violeta, y con tristeza acariciaba la mejilla de la pequeña bebé.

Pero un fuerte sonido en la puerta hizo sobresalta a la mujer, y al ver que probóco aquel sonido la inquieto, un hombre de tez morena, alto y de cabellera café pero sin mencionar aquello ojos rojos que tanto lo representaban a él y su familia.

La mujer tomó en brasos a la bebé protegiendola del presente, se levantó y miró con enojo y temor a aquel hombre.

──Te e dicho que no vuelvas, no tienes el derecho de venir aquí── hablo firme la mujer.

──Sabes que es mi hija, tengo el suficiente derecho de verla, aparte, te vengo a avisar que no te queda el suficiente tiempo, tienes por la buenas dármela o por las malas, el tiempo corre Nami ── dijo el hombre nombrando su nombre con asco.

La mujer lo miró mal. ──Largo, no permitiré que me quites a mi niña── el hombre intentó acercar e pero freno por el grito de la mujer. ──¡LARGO!──.

El hombre con una mirada amenazante decidió irse pero al cerrar la puerta la azotó, la mujer se derrumbó con su bebé en brazos, las lágrimas salían a montones y los sollozos se escuchaban por el eco del departamento.

──Lo siento hija, tendré que buscarte una buena familia, la mejor que pueda, pero nunca estarás con tu padre con esa familia, la familia Aoyama── mencionó con asco aquel apellido.

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Los días habían pasado y la mujer caminaba por las calles, su estado era lamentable, no había comído por días, y lo único que tenía se lo daba a su hija buscando su bien, y escapando del padre de la bebé, la mujer frenó al encontrarse frente a un prostibulo, le dio desagrado ver aquel lugar pero entró.

El lugar no se veía tan mal, pudo ver a un hombre serca y se acercó a él.

──Disculpe── habló con una voz un poco apenada.

El hombre volteo a verla y le sonrió. ──Oh, buenos días, se le ofrese algo? ── pregunto y saludo muy amable.

──Yo me preguntaba si me podría prestar el baño, necesito cambiar a mi bebé── pidió un tanto apenada.

El hombre viendo el estado de la mujer le dio lástima, por lo que permitió que la mujer fuera al baño de mujeres, y de pasó ordenó a una de sus trabajadoras que trajeran alimentos, a los minutos la mujer volvió y agradeció pretendiendo irse, pero el hombre la freno.

──Aún no se vaya, no quiero sonar mal educado pero viéndola pienso que no a comido por días, no le gustaría pasar a comer, no sería ninguna molestia tenerle aquí── hablo el hombre un poco apenado por que la mujer se tomará a mal lo dicho.

La mujer comprendió y agradeció, el hombre la dirigió a una mesa donde le dio alimentos a ella y su bebé, tuvieron una larga charlas entablando una amistad entre ambos adultos, la noche se hizo presente, y el hombre no deseaba que la mujer vagara por las calles oscuras y cargando con la niña, así que le dio una habitación y ropa para que durmieran cómodas y tuvieran una vestimenta más decente, la mujer agradeció un par de veces muy contenta.

La noche pasó muy rápido el día se hizo presente, y la mujer estaba lista para irse, pero a la hora de salir con su bebé vio por el pasillo a un hombre, uno al cual reconocio al instante, aquel hombre no era ni más ni menos que Takashi Aoyama, el padre de su hija, rápidamente se metió a la habitación y dejó a su hija en el baño, poniendo el cerrojo para que nadie pudiera pasar y llevarse a la bebé, la mujer salió de la habitación y el sonido de la puerta llamó la atención del hombre.

La mujer salió corriendo intentando perder al hombre el cual la seguía, la mujer entró a una habitación y oyó los pasos del hombre alejarse, enfrente suyo se encontraba aquel agradable hombre el cual le dio alimento y ropa a la mujer, el hombre la miró exaltado pero la mujer habló primero y muy rápido.

──Por favor cuide de mi niña, su nombre es Sakura Aoyama, no se la entregue a su padre se lo pido ── dicho esto la mujer salió rápido de la habitación y prendió a huir.

No le fue muy efectivo puesto que aquel hombre la esperaba en la salida, la mujer no tuvo más que hacer que dejarse llevar por el hombre, más cosas buenas no le haría el hombre, le pidió de mil maneras que dijera donde estaba su hija más la mujer no habló, ni aunque la golpearan.

A duras penas la mujer aceptó que ya no viviría para ver crecer a su hija, a sí que con una sonrisa le dijo a quien es padre de su hija, y su ex pareja:

──Vete a la mierda, Takashi Aoyama──.

El hombre la miró con odio, y ordenó a sus hombres deshacerse de ella, la mujer se dejó guiar y así su vida acabó de una manera trágica, donde los investigadores detectaron que la causa de muerte fue a golpes hazta la muerte, la mujer tuvo un funeral en el que muy poco asistieron, y entre ello estaba aquel hombre, dueño de aquel prostíbulo quien cargaba a un pequeño bulto.

──Tu madre siempre estará a tu lado pequeña  Sakura── dijo el hombre mientras le sonreía a la bebé la cual imitó su sonrisa, el hombre se retiro de aquel lugar para dirigirse al cual ahora sería el hogar de la pequeña bebé, más no contó conque unos ojos rubí lo miraba con una sonrisa victoriosa, una la cual demostraba que había encontrado lo que quería más no haría nada por tener aquello, ya se deshizo de lo que quería, su ex pareja, y su hija, ya no tendria problemas amenos que la niña sepa de él, tendría que hacerle lo mismo que su madre, un final trágico.

Un final triste como el de aquella mujer, la cual es nombrada Nami Haitani.

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𝐁𝐑𝐈𝐆𝐇𝐓𝐍𝐄𝐒𝐒 𝐎𝐅 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐄𝐘𝐄𝐒 | Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora