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Narra T/N
- ¡Vamos hermanita! O acaso eres una gallina. - Gritó aquel chico de cabellos azules que me estaba ayudando a bajar de la ventana.
- Guarda silencio... Papá y mamá se pueden despertar... - Comenté miedosa sintiendo como sus manos se pegaban a mis piececitos.
- Pues déjate caer de una vez. Estate tranquila te he dicho que te iba a coger antes de caer así que suéltate. - Respondió mi hermano mayor dándome confianza.
Me solté asustada rezando porque en verdad me tomase en brazos antes de tocar el suelo. Si no lo hacía las consecuencias las pagaría él, al fin y al cabo, él tuvo la fabulosa idea de escaparnos de casa en medio de la noche. Yo me encontraba en contra de hacer esa escapada pues si alguien nos veía seguramente llamaría a la policía diciendo "Hay una chica de 4 años con un chaval de 16 por la calle bla bla bla bla bla". Gracias a Dios él llegó a cogerme para luego dejarme en el suelo y tomarme la mano, comenzando nuestra escapada nocturna.
- ¿A dónde vamos hermanito? - Le pregunté curiosa observando el ambiente tranquilo de aquella zona de la ciudad.
-Vamos a ver a Chihiro. - Nada más escuchar aquel nombre me animé empezando a ir más rápido. - Veo que estás más emocionada que yo. - Se burló de mí.
Chihiro era la novia de mi hermano y siempre me hacía sentir querida. En casa solían haber conflictos, por eso solía ir con mi hermano a su casa.
Cuando llegamos me sorprendí... La casa estaba ardiendo. Rápidamente mi hermano entró a la casa mientras le gritaba que no lo hiciera.
Entonces todo se volvió otra vez negro para de repente ver una iglesia. Ahora tenía 6 años... Caminaba dando saltitos como si ese día fuese a durar para siempre. Llevaba los anillos en un bolsillo para que no se cayeran mientras llegaba a aquel gran edificio. Una vez estuve allí los observé. Chihiro lucía más hermosa de lo normal a pesar de sus cicatrices, provocadas por aquel incendio de hace dos años, en su antebrazo. Por otro lado, mi hermano se veía nervioso y emocionado mientras iniciaba la ceremonia de casamiento.
Con el paso de los minutos me tocó empezar a recorrer aquel pasillo central con esos preciados anillos en un almohadón de color blanco puro. Todo iba bien hasta que lo escuché.
- Linda... Porque te fuiste... Tú no deberías estar allá... - Habló un hombre que entró a la iglesia borracho.
- Señor no puede estar aquí. - Mencionó uno de los invitados del fondo el cual fue empujado por él.
- Yo hago lo que me place- Dijo aquel señor sacando una pistola provocando que toda la gente se alarmara. - Ey... Nadie sale de aquí.... Hip... Sin que yo le dé permiso...
Entonces el cura de la celebración se intentó acercar al ebrio provocando que disparase al techo asustando a todos. Por mi parte, estaba estática, observaba todo con terror y miedo pues después de aquello, el hombre empezó a caminar hacia dónde yo estaba.
