La casa de Marcus es linda, tiene ese toque familiar, un hogar. Si bien él no desprendía esa sensación su mansión si lo hacía. Posee dinero y buen gusto en el diseño, debo aplaudirlo, no todos pueden combinar eso.
Baxter no vino conmigo, quería tratar a mi paciente a solas y poco a poco ir incorporando a mi perro. Si bien Rupert dijo que no era un problema en la terapia, ya dimos malas impresiones desde el principio. Cuidaría a Baxter de las malas caras de Marcus.
Miré por la ventana desde el segundo piso. Si observaba con atención notaba levemente el mar.
—¿Por qué te encuentras todavía en mi casa? —Pronunció con exasperación Marcus cuando abrió la puerta.
—Para tratar tu trasero gruñón. —Respondí mientras lo miraba. Llevaba ropa deportiva de color gris.
—¿Tratas a tus pacientes de esta manera? —suspiró—, que poco profesionalismo.
—Los atletas son gruñones, debo ponerlos en su lugar, es mi deber. Te ayudaré Marcus y cuando el tratamiento termine quiero una disculpa por tu actitud. —Le señalé para que se sentara, dudó, pero me hizo caso.
—¿Rupert sabe que estas aquí?
—Él me imploró que te tratara, ya sabes, tienes esa fama de gruñón. —Lo golpeé suavemente para que se sacará la camisa.
—Voy a despedirlo. —Hizo un movimiento sacándosela. Lindo cuerpo.
—No lo harás. —Toqué su zona herida suavemente—. ¿ya te dijeron que eres un gruñón?
—No. —Mentiroso, recién lo había hecho. Se lo dije muchas veces.
—Bueno, permíteme ser la primera. —Hice un poco de presión. Si, los músculos en esa área todavía estaban tensos.
—Eso me duele. —Se removió.
—Leí los informes anteriores, ¿sabes que para mejorar debes seguir con una misma fisioterapeuta? —le apreté de manera más suave—. Mantener una rutina ayudará a que progreses, cambiarla todo el tiempo no lo hará, tómalo como un consejo. —Me acerqué más a él—. ¿Sabes que hueles un poco a arándanos?
—Espacio personal. —Se separó un poco.
—Lo lamento, mi culpa.
Era lindo, no podía negarlo, pero muy terco. Se mantuvo callado después de nuestra conversación. Mis masajes ayudaban principalmente a poder mejorar esa tensión que existía en sus músculos. Estuvimos un tiempo haciendo eso hasta que creí que lo mejor sería dejarlo descansar, no podía hacer todo en un solo día, ir intercambiando los ejercicios a lo largo de la semana.
Debía escoger estratégicamente los ejercicios que le proporcionaría, tenía ciertas limitaciones porque sentía dolor, los masajes ayudaban en ese aspecto, pero equilibrarlo con ejercicios en los que esa área sea moviera ayudaría a volver a poner en funcionamiento esa parte y ejercitarla.
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Solo quiero estar a tu lado
Teen FictionNichole, una fisioterapeuta en busca de sanar sus propias heridas, desembarca en la encantadora Byron Bay. Su misión: cerrar cicatrices emocionales mientras ayuda a otros. Pero todo cambia cuando Marcus, un paciente rebelde, desafía sus límites. La...