Realidades

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Sus padres habían muerto.

No fue una realización repentina, mucho menos espontánea, el solo sabía que habían muerto. Y su teoría se fue acertando más y más con el tiempo. Como cuando desde que tenía memoria estaba en un orfanato. Como cuando ninguno de los padres adoptivos lo querían adoptar, o como casi nunca experimentó el sentimiento de amor. No sintió nada, solo tranquilidad y calma.

El mismo se dio cuenta que vivió en un mundo cruel. En un mundo donde la muerte está en cada rincón de la tierra, en donde no podías ni confiar en tu sombra, en donde los niños eran enviados hacia la guerra a una edad temprana y los padres no sabían si estaban muertos hasta que el ataque en el frente terminaba y podían recolectar los cuerpos de los camaradas fallecidos.

Como sabía esto, por los libros, los libros eran su pasión, los libros era el único acompañante que tenía en este cruel mundo. Donde los escritores en ese pedazo de papel en el que escribían podían transmitir miles de vivencias y pensamientos en el que tú por alguna manera te relacionabas, como si tu fueras el protagonista y estuvieras sintiendo todo lo que el personaje principal estaba sintiendo.

A él le encantaba leer, e incluso, le gustaría escribir uno cuando las guerras se terminen, y esta falsa paz se termine y por fin hagan una verdadera paz, si es que el concepto de la Paz existía.

Hoy era un día donde por fin podría valerse por sí mismo, donde por fin se iría de ese orfanato abandonado por Dios y podría sacar su propio presupuesto y vivir una vida estable.

El mismo sabía que sería así, hoy se inscribiría a la academia ninja, hoy por fin le darían un apartamento y el dinero suficiente como para vivir.

Dejando sus pensamientos de lado, sentado en la cama, donde los resortes sonaban con el mínimo movimiento, miro alrededor para observar la habitación que tenia.

No tenía mucho, tenia un escritorio con una silla de madera, en el escritorio había cinco libros de distintos temas como matemáticas, historia, la ciencia del chakra, la guerra y la filosofía.

No había armario, la poca ropa que tenía la guardaba en un cajón suelto que estaba al lado de su cama.

Y por último había un espejo en el que se podía arreglar para salir a la calle. Se levantó de la cama y fue al espejo.

Cuando llego al espejo se encontró con una vista de un niño con cara de mujer. Pelo largo rojo vino que le llegaba hasta la espalda, como la sangre que corría por sus venas. Ojos negros como un abismo, desprovistos de vida, cejas delgadas viñas y pestañas cortas del mismo color, piel blanca, impecable como si estuviera hecha de porcelana, y rasgos finos y femeninos como una mujer en su cara.

Estaba vestido con una camisa blanca básica y pantalones negros y sandalias de igual color.

Lo demás era de un chico normal de un orfanato. Dejando eso de lado, salió del orfanato con destino hacia la academia. Por el camino, la gente le echo miradas de curiosidad. También pareciese que lo estuvieran juzgando, por su apariencia.

Llegando a su destino miro hacia la academia y vio a padres a dejar a sus hijos, diciéndoles "que estarán ahí cuando se acabe el día", e incluso yendo tan lejos como decir que le daría un regalo por solo ir hacia la academia.

Ignoro eso y se fue abriendo camino por la gente.

Hasta que llegó al puesto que parecía lo más cercano a una secretaria.

Así que dijo con una voz baja pero clara
"Disculpe" al parecer a la persona que le estaba tratando de hablar lo oyó. La persona desconocida dijo "Hola jovencita en que puedo ayudarle" dijo la señorita tratando de dar buena impresión. La señorita lo miro y ofreció una buena sonrisa de cortesía.

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⏰ Última actualización: Jun 01, 2022 ⏰

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