Mi padre mira la televisión mientras mi madre y yo jugamos cartas en la cocina.
— ¿Qué tal las clases? —Pregunta mientras mira sus cartas.
—Todo va bien, estoy teniendo buenas notas. —Murmuro distraídamente. Ella asiente y toma una carta de la mesa.
—Esto es maravilloso. —Me sonríe y le sonrío de vuelta. Mi madre no dice nada más y me remuevo en mi silla. Creo que es un buen momento para decirle. Me aclaro la garganta y lamo mis labios. Bueno, aquí vamos.
—He conocido a una chica interesante en la universidad. —Empiezo y ella sigue ordenando sus cartas. —Es muy cool, trabaja en una discoteca. —Digo y ella alza una ceja con intriga.
— ¿Y qué estudia? —Pregunta.
—Pues no estudia en la universidad, es una bartender profesional. —Digo y mi madre me mira divertida.
— ¿Y tú la conociste en una discoteca? —Pregunta con sarcasmo y yo río ligeramente.
—Obviamente no. —Río.
—Entonces, ¿dónde la conociste? —Me mira divertida y yo dudo entre decirle la verdad o no.
—Por Instagram. —Digo y me mira frunciendo las cejas. —Me gustó y empezamos a hablar. —Digo y mi madre suelta las cartas.
— ¿Qué estás diciendo? —Suena enojada y yo ya quiero que ésta conversación termine. — ¿Qué ahora te gustan las mujeres también? —Se levanta de la silla y comienza a caminar de un lado al otro.
—Mamá, no es nada del otro mundo. —Intento calmarla un poco.
—Esto es nuevo. —Está que echa humo. —Eso ha de ser una etapa. —Coloca sus manos en sus caderas y me mira. No es así como pensé que ésto resultaría
—Escucha. —Me levanto también. —Solo estaba bromeando contigo. —Me río en un intento de hacer que la situación cambie. Mi madre me mira no muy convencida.
—Pues a mí no me ha hecho gracia. —Se toca el pecho. —De muy mal gusto tus bromas. —Murmura antes de salir de la cocina y dejarme sola.
Me siento mal, no esperé que mi madre reaccionara de esa manera. Pensé que se lo tomaría mejor, al final de cuentas no es nada malo y en definitiva no es una etapa como ella dice.