Capitulo 1

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Capítulo 1

Aria.

Son las ocho de la noche, y se supone ya debería estar en la puerta Ale, le vuelvo a marcar por décima vez y sigue sin responder. Típico de Ale.

Alexandra es mi mejor amiga desde que tengo uso de razón. Somos esas típicas mejores amigas que vienen de descendencia, es decir, mi madre y la de ella también son mejores amigas de años. A algunos tal vez les parezca lo más genial de la vida, pero nosotras le encontramos mil vueltas, por ejemplo:

1.Si queremos ir a algún lugar y nuestras madres no nos dan permiso, no podemos mentir y decir que iremos a la casa de la otra, porque ellas con un telefonazo ya sabrán la verdad.

2.Nos vemos casi siempre, y aunque eso no siempre es malo, hay veces en la que, si nos hartamos una de la otra y discutimos, aunque claro, luego nos reconciliamos.

3.Le gusta mi hermano mayor, ese no sería exactamente un problema, si no fuera porque al día me pregunta unas novecientas veces por él, y les juro que no exagero.

Y así como esas hay mil razones más, aunque claro, esas tres son las que casi siempre se repiten.

Hoy es catorce de febrero, ¿Y qué creen que voy a hacer?

Exacto, acompañar a Alexandra a una fiesta. Pero no a cualquiera, ella no me ha dicho el lugar exacto, porque sería una ''sorpresa'', a mí me dan miedo sus sorpresas.

Una vez cuando teníamos diez años, ella me dijo lo mismo, al final terminamos siendo castigadas, porque nos trajimos un perro de la calle a casa, y lo metimos al cuarto de mi hermano, el pobre termino lleno de picaduras de pulgas.

El timbre de la puerta de mi casa me saca de mis pensamientos.

Esa de seguro es Alexandra.

Me miro al espejo una vez más y me repito que estoy guapa, claro que un jean pegado, top y zapatillas siempre es buena combinación.

Salgo de mi habitación y me dirijo a la sala para despedirme de mis padres.

-Querida que guapa vas.

Ese es mi papá, tener dos hijos y de ellos ser la única mujer me ha hecho ser la consentida hijita de papá siempre, aunque claro, mis padres nunca me enseñaron a diferenciar a las personas por nuestra posición social, ser millonario no te hace más o menos persona, eso lo tengo bastante claro.

-Tiene a quien salir.

Esa es mamá, una mujer que a sus cuarenta y cinco años ha ayudado a asociaciones benéficas, y además es voluntaria para leer cuentos a niños de bajos recursos.

-Tengo a quien salir. – respondo con una sonrisa y aproximándome a ellos para darles un beso y despedirme.

-Prometo cuidar muy bien de Aria, señor y señora Miller.

Cuando no Ale de sobona. Típico de Ale.

-Si hija, no te preocupes, confiamos en ustedes.

Hay mamita querida, si supieras que me corrompe casi siempre.

-Pero eso si chicas, tienen permiso hasta la media noche. – Avisa papá

-Y si se te hace tarde Ale, sabes que puedes quedarte a dormir con Aria. - Agrega mamá.

Ale y yo nos despedimos, y salimos de casa, en la puerta de principal nos espera Mauro, nuestro chofer de confianza.

-Creo que debemos salir por otro lado. – Susurra Ale.

- ¿Por qué?

-Es que yo no creo que sea buena idea que Mauro vea a donde nos dirigimos.

- ¿Por qué no es buena idea?

-Es que el lugar no es muy seguro.

- ¿Cómo?

-Que el lugar no es...

-Eso te lo he oído, yo quiero saber porque no es seguro.

-Ah, es que queda en South Central.

Yo siento que el corazón se me para y ella solo se encoge de hombros.

-No vamos. – Digo, decidida.

-Oh vamos Ari, me lo prometiste.

-Eso fue cuando pensé que iríamos a una fiesta en un lugar tranquilo. No a una de las zonas más peligrosas de la ciudad, es que acaso quieres que nos maten y terminemos en pedacitos.

-No exageres.

-No exagero Ale, pero es que al menos deja que nos lleve Mauro.

-Si nos lleva Mauro y ve a donde vamos le avisara a tus padres.

Punto para Alexandra, porque dudo mucho, muchísimo, que mis padres nos dejen ir a un lugar peligroso, peor aún si es a una fiesta, y de remate que sea de noche.

Después de pensarlo y analizarlo, doy con una idea.

-Está bien, pero pidamos un Uber y compartamos ubicación con Amanda.

Ale no pone ni un pero, y salimos por uno de los arbustos que decoran mi jardín.

Una vez llegamos a la avenida, pedimos un Uber y Ale le da la dirección, él nos pone cara de '' ¿Están seguras? '' y yo quiero responderle que no, que llame a la policía y pida que arresten a Ale por intento de asesinato, porque ella nos está llevando a una muerte segura. Claro que no digo eso, solo asiento y pone el auto en marcha, mientras tanto Ale y yo empezamos a compartir ubicación en tiempo real a Amanda.

¿Quién es Amanda? Pues bueno, Amanda es cómplice de las escapadas de Alexandra, es su hermana pequeña, y ve a Ale como su ídolo, es por eso que le tapa todo.

Mientras que el Uber está en marcha, voy viendo a través de la ventanilla como cambiamos de una zona de lujo y seguridad, a otra donde se encuentran personas que en mi vida hubiese deseado ver.

-Tranquila

-No me pidas que me tranquilice, ¿sabes a dónde vamos? A una de las zonas más peligrosas de la ciudad.

-Sí, pero unos amigos nos recibirán allí, así que no estaremos solas.

-No quiero ni imaginarme qué clase de amigos tienes.

-Pues para tu información, son gente de nuestra clase.

-Adivino, ¿Ethan?

Alexandra se retrae un poco en su asiento y asiente.

Yo decido no decir nada más por un tiempo.

No puedo creer que me arrastre a un lugar peligroso solo por un chico.

Como ya dije antes, Alexandra está enamorada de mi hermano, pero como mi hermano es medio baboso, nunca se ha dado cuenta de ello.

Claro que a Alexandra eso no la detendría de tener experiencias, así que ahora gusta de Ethan, el tipo es una mala influencia a toda regla.

Lo que me hace recordar....

-Alexandra, ¿esta fiesta es de drogas?

- ¡¿Qué?! No, claro que no, esta fiesta es de anti amor.

- ¿Anti amor?

- Si, es una temática un poco rara, pero es para la gente que no tiene con quien pasar su catorce de febrero.

- Me estás diciendo que técnicamente es para solteros.

- Pues sí, técnicamente, sí.

- ¡Oh por dios! Yo podría estar pasando esta noche en casa, viendo películas, tranquila, y tú me arrastras a una fiesta de solteros.

- Escucha, Aria, te pido que hagas esto por mí, te prometo que te divertirás, y que regresaremos sanas y salvas.

-¿Cómo puedes estar tan segura de eso?

-Mira, si vemos que algo no está bien, llamaremos a Mauro para que nos recoja.

Eso sonaba mejor. En algún momento podría buscar alguna excusa para irnos de esa fiesta lo más pronto posible, así que le daría solo una hora a Ale para que se divierta, y después chau chau. 

Catorce de FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora