MANIAC

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JungKook sentía que su corazón se había roto en mil pedazos justo en ese momento.

Frente a sus ojos tenía a su amado novio, Kim NamJoon, besándose con nada más y nada menos que su hermana mayor, Jeon Sana. Con cada eterno segundo que pasaba viendo como aquellas dos personas que tanto amaba se besaban de una manera desenfrenada y lujuriosa justo frente a sus ojos, ni siquiera notando su presencia. O eso hasta que la caja de regalo que tan amorosamente había adornado para el aniversario que se supone iba a celebrar con su novio (ahora ex) cayó causando un poderoso estruendo en aquella sala de su hogar donde no se escuchaba más que los sonidos que soltaba aquel beso.

Ante el ruido del impacto ambos jóvenes se separaron, sus ojos casi saliéndose de sus órbitas al ver al joven Kook frente a ellos, con los ojos cristalizados y su cuerpo temblando.

—A-amor, esto no es lo que parece.— Comienza a hablar el moreno, incluso teniendo el descaro de jadear debido a la falta de respiración por el beso de hace un momento.

—¿No se supone que ibas a llegar más tarde?— Es todo lo que dice su hermana, bajando la mirada hasta el piso, no quería ver el rostro destrozado de su hermano.

La furia en el azabache llegó como una enorme ola, a pesar de que sus ojos ya habían soltado un par de lágrimas en ellos se reflejaba un enorme enojo, asco y resentimiento. Sin más pateó la caja de regalo y se acercó furioso a donde aquellos dos traicioneros estaban, su mano ya levantada en el aire listo para dar un buen golpe.

Sana, notando sus intenciones, cierra los ojos esperando el impacto, uno que nunca llegó a ella, pero definitivamente fue dado. NamJoon se encontraba en el piso, su diestra cubriendo su mejilla visiblemente roja. Kook no se había contenido nada en su golpe y su puño terminó en una de esas voluptuosas mejillas.

—Ambos me dan un asco horrible.

Fueron sus últimas palabras antes de salir de aquella casa, ni siquiera sabría si volvería a entrar.

                                (...)

—Es un imbecil, Kookie, por favor no llores más por el.— Intenta consolarle su mejor amigo, TaeHyung. Se sentía tan mal al tener a su pequeño amigo destrozado entre sus brazos.

Apenas Kook había dejado la casa se montó en su auto y arrancó directo al departamento de su mejor amigo. Este cuando fue a recibirlo lo hizo con una gran sonrisa, una que se borró al instante al ver aquellos ojitos siempre tan chispeantes y llenos de vida cristalizados y rotos, llenos de emociones negativas.

No tardó en sentarlo en el sofá y, con el alma hecha pedazos, Kook le contó todo lo que pasó. Tae sentía un profundo odio en ese momento por ese par.

—Debiste de darle una cachetada a Sana, esos dos se lo buscaron.— Refunfuña el mayor de ambos, viendo al azabache negar.

—Ella no tuvo la culpa de nada.— Su voz salía nasal y entrecortada, apenas y se le escuchaba. —No lo obligo a besarlo, el casi estaba sobre ella. Por más que Sana pudo haberse insinuado fue el mismo quien cayó.

Bien, debía admitir que su dongsaeng tenía un buen punto. Suspira volviendo a abrazar al chico mientras cariñosamente acaricia su espalda.

—¿Que tal si esta noche vamos al bar nuevo que abrieron en el centro?— Propone Tae después de un pequeño silencio.

Tal vez Kook necesitaba divertirse un poco, sabía que eso no le haría superar su dolor de un santiamén pero al menos se podría distraer un rato. Eso nunca le hacía mal a nadie.

—No quiero salir, Hyung.

—Pero hace mucho que no sales de fiesta conmigo.— el rubio le mira con un puchero y esos ojitos de cachorro que sabía eran su arma mortal. —Podemos divertirnos, beber y bailar un poco y, quien sabe, encontrar a alguien interesante para pasar el rato.

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2022 ⏰

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