ñqudhvw /pacman enojado

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donde la guerra acaba, zuko y sokka están enamorados pero no pueden seguir juntos porque ser el firelord es duro

¿por qué algo que había deseado toda su vida ahora la arruinaba por completo? siempre deseó ser el gobernante de la nación del fuego, cambiarla y hacer que su gente pudiera confiar completamente en él. ser mejor que su padre. 

pero nunca pensó que al serlo debería renunciar al joven moreno que había cambiado todo, el único al que se negaba a dejar atrás. su coronación había sido hace unos días y aún intentaba acostumbrarse a sus nuevas labores diarias. 

sokka estaba en su mente en cada segundo del día y en cada reunión que tenía. tenía que lidiar con sus ojos azules todo el tiempo aunque no los tuviera en frente. zuko estaba preocupado, sabía que debía hablar con él pero le atemorizaba tanto, que cada vez que lo veía lo único que podía hacer era resguardarse en sus brazos en silencio. 

no quería aceptar que debía alejarse de él. paseaba por palacio, estaba igual que cuando era niño. sus pasos rebotaban por todo el pasillo, no era usual ver a nadie deambulando a esas horas de la noche. zuko oyó unos pasos tras de sí, se dio la vuelta alarmado, ahora estaba completamente fuera de sus pensamientos; solo para encontrarse con el joven que rondaba en ellos. 

──¡sokka, ¿qué haces aquí?! es muy tarde, deberías estar durmiendo. pronto vuelves al polo sur, es un viaje largo ──sokka se acercó a él sonriente. 

──vamos zuko, ya soy experto en viajar a través de todo el mundo. además, lo hice con un loco amargado persiguiendome, así que si pude con eso no tienes de qué preocuparte ──zuko se avergonzó ante las palabras de su novio, le encantaba molestarlo con su pasado en el que vivía para capturar al avatar. el reciente señor del fuego tan solo le dedicó un golpe amistoso, acompañado de un susurro, «cállate».

sokka soltó una breve carcajada y el silencio se hizo entre ellos. la luz de la luna caía sobre la piel de zuko, haciéndolo casi parecer traslúcido. sokka tomó la mano del pelinegro, ardía en comparación a la suya. le encantaba sentirlo así de cerca, siempre parecía emanar un leve calor de su piel.

──no te lo tomes en serio, señor del enfado. también pensé que te gustaría pasar la noche juntos ──zuko tenía la vista sobre sus manos entrelazadas, una pequeña sonrisa apareció ante la magnífica idea del moreno, incluso olvidó su pequeña broma de antes. era imposible que se negara a eso, sokka lo sabía bien.

──está bien.

ambos dormían mejor acompañados del otro, no era ningún misterio. y ante el poco tiempo que les quedaba juntos, sokka quería pasar el máximo posible con zuko.
caminaban en silencio, no era necesario romper la armonía de la noche que los rodeaba, era suficiente sentir sus manos juntas para saber que estaban allí el uno para el otro, que todo no había acabado aún.

al llegar al cuarto de zuko los acogió una conocida oscuridad. apenas la luna podía alumbrar algo, solo llegaban a ver vagamente las facciones del otro. zuko rompió su agarre para comenzar a desvestirse ante la mirada atenta de sokka.
era una maravilla poder presenciar aquellos momentos íntimos del pelinegro y sokka siempre los admiraba como si fuera la primera vez que lo hacía.
los ostentosos ropajes rojos que resbalaban por su suave piel, su pelo cayendo como una cascada sobre sus hombros, tan negro como el alquitrán. sokka amaba cada cosa, cada pequeño detalle de zuko que descubría día a día: los escasos lunares que recorrían su cuerpo, de los que ya había memorizado su posición, o los agradables sonidos que emitía cuando dormía plácidamente.

wasteland, baby!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora