- Confía en mí. - repitió ante mi cara de pánico. Sin darme tiempo a replicar presionó su cuerpo contra el mío y me besó intensamente; no puedo decir que no me gustó, me recordaba demasiado a los viejos tiempos, a la época de la gira, a cuando nos veíamos a escondidas de todos... Seguí su consejo y me dejé llevar por aquellos sentimientos. Mientras nos comíamos a besos apareció el vigilante de seguridad que había divisado antes, interrumpiendo nuestra puesta en escena.
- ¡Eh! No podéis estar aquí, si queréis privacidad buscaos un hotel. - nos dijo malhumorado el hombre algo mayor ya.
- Ah... vale, vale, ya nos vamos. - justificó Richard.
El vigilante de seguridad nos miró con cara de asco y murmuró algo que no pude entender, pero dio media vuelta y se fue.
- Menudo idiota, se ha pensado que éramos una pareja buscando intimidad. - se burló Richard.
- Hombre... como para no creerse tu actuación casi me ahogas.
Richard tomó mi barbilla y me habló suavemente.
- Contigo yo no necesito actuar; de hecho si no llega a aparecer, igual Emma tendría un hermanito en camino...
Esa arrogancia, esa seguridad... me tenía hipnotizada. Era algo que siempre me había atraído de él y que ahora había vuelto a sacar a relucir. Mentiría si dijera que su beso improvisado no me excitó y que no podía dejar de flotar en mis recuerdos. Yo seguía sus pasos sin habla, hacía mucho que no me besaba así y había removido antiguos recuerdos: nuestra aventura en la gira, la boda, el nacimiento de Emma... eran demasiadas cosas vividas a su lado como para olvidarlo. ¿Pero me había besado de verdad o era solo una actuación para burlar la seguridad del edificio?Sea como fuera, su plan había funcionado y conseguimos entrar en las oficinas en busca del despacho de recursos humanos, allí tendrían archivados todos los nombres de los trabajadores y colaboradores; todos sospechosos.
- Me parece que es aquí. - Richard se detuvo ante una puerta e intentó abrirla. Como estaba cerrada le dio unos empujones. Nada.
- Así no vas a abrirla. Quita. - Saqué una navaja de bolsillo que nunca utilizaba, pero pensé que a lo mejor en una ocasión así nos venía bien. Intenté forzar la cerradura sin mucho éxito.
- Eso no sirve, te vas a hacer daño. - me advirtió.
Viendo que la navaja no servía de nada saqué un clip que usaba para sujetarme el pelo y lo abrí para intentarlo de nuevo como en las películas, pero enseguida se dobló sin conseguir nada.
- Mierda... - suspiré.
- Es inútil, no podemos abrir esta puerta, vamos a ver si podemos entrar en otro despacho.
Richard empezó a desfilar por otro pasillo y yo le seguí. Aunque el edificio estaba a oscuras, entraba bastante luz gracias a las farolas de la calle y también nos guiábamos con las linternas de nuestros móviles. Aquello me ayudó a divisar una imagen familiar que hizo que me detuviera. Al no escuchar mis pasos tras de sí, Richard se giró para llamarme.
- ¿Qué estás haciendo? Vamos. - me apresuró. Yo estaba petrificada mirando con atención unas fotografías que colgaban en la pared. Ya las había visto antes.
Richard vino hasta mí y apuntó con su linterna la imagen que estaba mirando.
- ¿En serio tienes que pararte ahora a mirar esto? - dijo irritado.
- ¿No te suenan? - dije señalando las fotos de la pared.
- Yo qué sé... ¿deberían sonarme?
- Como siempre, tú siempre vas a lo tuyo. - le reprimí. - Estas fotos son de David. Cecilia me las enseñó cuando nos enseñaba las fotos de su luna de miel, tenía estas mismas fotos y me dijo que eran de un trabajo de David.
- ¿Crees que es Cecilia?
- No, ella no, David. - dije con certeza. Ahora lo veía claro, todo tenía mucho más sentido. - David trabaja aquí.
- Ese cabrón... te tenía echado el ojo desde el principio, nunca me gustó. Con su cara de niño bueno... Cuando lo encuentre lo voy a matar... - dijo con rabia.
- Cuando lo encuentres, nada. Aunque realmente haya sido él, no tenemos nada, necesitamos algo sólido, esto no demuestra nada. Necesitamos algo más.
- Entonces vamos a su casa.
- ¡No vamos a colarnos en casa de David y Cecila! - dije escandalizada.
- Nadie ha hablado de colarse; es pronto: les llamamos, les decimos que estamos cerca de su casa y que si les apetece organizar una cena improvisada. Compramos cualquier cosa y cenamos en su casa, a ver qué descubrimos.
Después de la última vez que nos vimos los cuatro no me apetecía en absoluto volver a pasar por eso, pero necesitaba indagar un poco más y tener la certeza de si David estaba detrás de todo aquello.
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Soñar es gratis 2
FanfictionDespués de vivir un sueño Irene regresa a Europa junto con su prometido Richard Kruspe. Una vez más debe iniciar una vida en un país nuevo y afrontar todos los cambios que le depara el futuro. Pero, ¿solo el futuro? A veces el pasado nos persigue pa...