SNK { +𝟙𝟠 𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤 } 𝕍𝕖𝕣𝕤𝕚ó𝕟 𝕔𝕙𝕚𝕔𝕠𝕤 𝕩 𝕝𝕖𝕔𝕥𝕠𝕣𝕒.

|𝟿| 𝙴𝚗 𝚎𝚕 𝚎𝚜𝚌𝚛𝚒𝚝𝚘𝚛𝚒𝚘

Erwin Smith x Lectora.

Te encontrabas en el despacho de Hange Zoe terminando de completar una pila de papeleo que tenías atrasado hace semanas.

Ya estaba anocheciendo, tu colega, la loca de los titanes había salido a acompañar al capitán Rivaille para controlar a la tropa 104 para que no se metieran en líos.

Suspiraste haciendo que un mechón de tu frente se elevara. Unos toques en la puerta te hicieron dar un ligero sobresalto ya que todo estaba muy silencioso sin la muchacha que iba y venía hablando de titanes, cuando la cabeza de Nanaba se asomó un poco. Te saludó y se adentró a la oficina.

—Erwin me mandó a decirte que te precisa para que le ayudes con... — los ojos de la muchacha se fueron a la pila casi terminada de los informes. — más papeleo...— finalizó riendo levemente.

—Está bien, sólo me queda este papel e iré con el comandante. — informaste la rubia seguía allí de pie. —¿Qué sucede? — inquiriste, algo tenía para decirte tu compañera.

—No, nada, sólo no te esfuerces. — te conmovió el gesto, pero debías de corregir ese papeleo para poder acompañar a Erwin en sus salidas fuera de las murallas.

—Tranquila, sólo es un poco de trabajo extra. — Nanaba sonrió y salió del lugar con una ligera sonrisa adornando su rostro.

Tu amistad con las tropas de Erwin siempre fue así, pacífica y familiar. Más allá de los ideales del rubio, lo sentías muy cercano.

Se conocían desde la adolescencia, habían tenido largas discusiones por sus convicciones una y otra vez sin embargo nunca lograrías que el hombre cambiara de opinión.

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Cuando entraste en el reclutamiento le sorprendió. "Tengo que cuidar que no hagas algo estúpido antes de tiempo." Aquello logró hacerlo reír.

Un año luego, cuando tuvieron su primera expedición fuera de las murallas, su relación dio un paso más que sólo amistad.

—Erwin— lo llamaste, aterrizando con el equipo de maniobras a su lado. —Mira, sabes que no te voy a decir nada respecto a tu sueño, pero maldición ¿podrías ser un poco más cuidadoso con tus estrategias? — regañaste al hombre, quien te observaba sereno y alzaba su brazo para alcanzar tu rostro. Tus mejillas se tiñeron de un suave escarlata al contacto de su palma.

—No me perderás, T/n, no aún— suspiraste. Se había dado cuenta. Admirabas lo inteligente que era.

—¿Desde cuándo te diste cuenta que me gustas, Erwin? — indagaste ahora tomando la mano del comandante y sentándote a un lado de su persona.

—Pues no es muy difícil darse cuenta si tienes a una persona que se preocupa por ti todo el tiempo. — quisiste replicar, pero el de ojos color azul te atrajo a su rostro para besarte y de separó para mirarte. — te repito no me perderás, no todavía. — asentiste resignada, reíste ligeramente ante la terquedad de ese hombre, no obstante, feliz por ser correspondida.

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Te dirigiste hacia el despacho de Erwin, con el montón de papeleo entre tus brazos. Abriste la puerta con el codo, viste al hombre alzar su mirada hacia dónde tu entrabas y negaba soltando una suave risita.

—Buenas noches, Erwin— saludaste cerrando la puerta detrás tuya.

—Podrías haber llamado y te ayudaba, T/n- se levantó para ayudarte con el pilar que cargabas para luego besar rápidamente tus labios. —¿Buenas noches, quieres té? — te ofreció mientras veías sobre su escritorio otra pila de papeles por completar, algunos libros y su taza.