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—Solo dale un puñetazo.— sugirió Hyeonsu viendo cómo la pelinegra comenzaba a frustrarse por no lograr abrir una puerta la cual daba a una especie de oficina.

La casa había resultado ser más grande de lo que parecía, ahora tenían la teoría de que solía ser algún lugar de eventos, lo estaban por comprobar entrando a lo que parecía ser una oficina y hurgar entre los papeles y carpetas de allí.

—Dalo tu, yo ya tengo las manos hechas mierda, no quiero tener que ir al hospital por sacarme de lugar un nudillo.— Respondió ella quitando la linterna que sostenía el chico para comenzar a alumbrar ella. Se alejó unos pasos prudentemente al ver sus intenciones de arremeter contra la puerta.

Luego de un par de empujones el término tirando las puerta directo al suelo y callendo por poco junto a esta, Aiko rió y no perdió el tiempo para entrar a revisar los archivos del lugar, Aiko no paraba de soltar risitas nerviosas, habían logrado entrar sin que el nochero los vea pero con todo el ruido que han hecho es muy probable que este ya esté sospechando.

Entró pisando la puerta la cual tenía una abolladura en ella por los golpes que recibió, notó enseguida trozos de cristal en el suelo los cuales resonaron al pisarlos, por este mismo ruido avanzando detrás de ella supo que Hyeonsu la seguía desde cerca.

Aiko sacudió con su mano el mesón de la oficina y se sentó sobre el mientras veía a Hyeonsu examinar el lugar con una sonrisa traviesa. —No... Estoy acostumbrado a hacer esto.—

—¿Nunca has irrumpido en propiedad privada?—

Soltó un risita en modo de soplo y se acercó a la chica poniendo sus manos a los costados de sus muslos y inclinándose hacia su cara. —Nah, es algo aburrido hacerlo solo.—

—Estas haciendo que me sienta especial.— Murmuró ella con un tono coqueto mientras pasaba sus brazos por alrededor de los hombros del chico acercándolo más a ella.

Las palabras pasaron a ser susurros sigilosos que erizaban la piel del contrario. —Hmp, ya ves, hago cosas mágicas.— pasó de tener sus manos en el mesón a moverlas hacia la cadera de la chica por debajo de su ropa, estableciendo contacto piel con piel que lo emocionaba cada vez mas. El se acercó a ella pegando su cuerpo al de la chica.

—¿Ajá?— ella enrolló sus piernas en el torso del chico comenzando a emocionarse, tuvo que morderse el labio inferior para evitar soltar una risa emocionada que arruine el momento.

—Sabes... Soy una persona bastante insensata...— trazaba círculos en la piel de ella mientras hablaba.

—¿Porqué lo dices?— preguntó Aiko acariciando la espalda de Hyeonsu.

—Porque estoy a punto de besar a alguien que acabo de conocer.— el silencio inundó el lugar por unos segundos hasta que fue interrumpido por sus labios chocando y el jugueteo de sus lenguas dentro de sus bocas, pronto se sumaron jadeos emocionados y el sonido de sus manos recorriendo cada centímetro de la piel del otro.

Aiko bajó sus manos hacia el abdomen del chico, el se separó para reír por las cosquillas que provocó el tacto de la chica. —ah, ¿eres cosquilloso?— preguntó con voz jadeante.

Hyeonsu estuvo a punto de responder pero una luz encandilante alumbrando sus rostros los hizo girarse aturdidos, toda la emoción del beso se bajó de golpe y volvió a subir al ver al nochero mirándolos por la ventana con una expresión furiosa. —Los jóvenes de hoy en día son todos unos calenturie— sin siquiera mirarse o esperar a que el nochero termine de hablar, ambos salieron corriendo por la puerta, la cual estaba al lado contrario de la ventana por suerte. Corrieron y corrieron hasta que sin darse cuenta estaban 3 calles lejos de aquella casa. Cuando finalmente se detuvieron se dieron una mirada cómplice y comenzaron a reírse con desesperación.

—¡C-CASI ME DA UN INFARTO!— exclamó Hyeonsu apoyándose en la pared de una construcción cerca de allí y sosteniendo su pecho mientras regulaba su respiración. Aiko ya calmada, con sus manos escondidas detrás de ella se acercaba a Hyeonsu con cautela. El chico se percató de esto y comenzó a mirarla con sospecha pero sin perder ese toque entretenido. —¿Que...?—

—Oye... Sobre lo que pasó allá...— mencionó ella mirándolo fijamente.

—¡Oh! Uh...— se sintió avergonzado por un segundo, luego pensó, si ella fue quien lo besó primero ¿De que se avergüenza? Aunque Aiko en ningún momento se refirió al beso, si no, a lo cosquilloso que parecía ser el chico. Cuando Hyeonsu quería hablar sobre aquel beso Aiko comenzó a hacerle cosquillas en el estómago, el no pudo soltar una sola palabra, en su lugar, risotadas desesperadas lo inundaron y comenzó a moverse exasperado por alejar a la chica.

Pronto se dió cuenta de que le resultaba casi imposible, las manos de ella se movían de acá para allá evitando sus manos intentando apartarla, en un momento, preso de la desesperación, sin querer soltó un codazo que dió justo en la nariz de la chica, ciertamente no fue con todas sus fuerzas, de ser así la hubiese dejado inconsciente pero en vez de eso solo comenzó a sangrar su nariz enrojecida.

Calló de espaldas sobre su trasero mientras ocultaba con sus manos su sangrante nariz. Hyeonsu, al darse cuenta de el incidente, se lanzó sobre la chica queriando socorrerla pero una patada lo lanzó lejos de ella.

—¿De demo...?— apenas vio esa cabellera roja, esa espaldota fuerte y grande alzándose sobre Hyeonsu a punto de golpearlo, esos brazos grandes y gruesos estirándose para dar un puñetazo, ella pudo reconocerlo enseguida. —¿¡MUNSEONG!?—

reviví, comenten un buen o desaparezco otra vez 😡

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Malas influencias ━━ Hit ViralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora