¿ Todo tiene fin ?

El nacimiento

Omnisciente

Cuando era niño, me introdujeron al concepto del "pensamiento lateral". ¿Existen personas capaces de adoptar esta perspectiva no convencional? A veces, al desafiar nuestras creencias, emergen soluciones innovadoras. Para llegar a un destino, a menudo es necesario explorar rutas indirectas. Aunque confiamos principalmente en la vista, nuestros otros sentidos también juegan un papel crucial. La solución a veces no radica en lo que vemos, sino en tocar, oler, escuchar o incluso saborear. Al comprender las palabras de formas diversas, podemos evitar limitarnos a una única interpretación. ¿Podemos liberarnos de la restricción de ver el mundo de una única manera? En esencia, el pensamiento lateral nos insta a abordar los problemas desde ángulos inusuales, reconociendo que no hay una solución única. No todo lo percibido a través de los ojos es necesariamente correcto; es fundamental aprender a ver más allá de lo evidente, ya que siempre hay mucho más por descubrir.
...
-Para mí, no hay que buscar a esa chica -sugiere Kila-. La culpable está aquí dentro -todos la miran-. ¡Ey! No soy yo, ¿no ven? ¿Un hijo? ¿Nadie supo de él? ¿La casa invisible? Si tenía al chiquillo aquí, era porque sabía muy bien de todo esto. ¿Por qué creen que no nos dejaba entrar y siempre ponía peros? No sé ustedes, pero esa chica -señala a Ludmila- tiene muchas cosas que explicar.

-Para mí, la becada -interviene Leysi-. Desde que vino, ha traído muchos problemas, y fue a la que vimos en el sótano.

-Sí, pero con tu hermana -aclara Juan cruzando los brazos-. Además, somos nuevos, ¿cómo rayos vamos a saber de eso?

-Son recién llegados a la escuela, pero no son ajenos al vecindario -les advierte Leysi con determinación.

-Además, ¿quién sabe? Son nuevos, pero ya ustedes dos -Kila señala a Juan y a Víctor- conocían esta cabaña.

-¡¿Ahora nos culpas a Juan y a mí?! -Víctor arquea una ceja.

-Chicos, creo que se están yendo por las ramas -dice Mila nerviosa, tratando de detenerlos...

De un momento a otro, todos comienzan a gritarse y a echarse la culpa unos a otros.

-¡Basta! -grita Marcela haciendo que todos se callen y la observen-. Sé que están desesperados y asustados, pero no por eso tienen que comenzar un alboroto. Chicos, están desconfiando unos de otros, y este no es el mejor momento para eso. Deben estar unidos. ¿Piensan que dudando del que está a su lado van a solucionar algo?

-Si no quieren que desconfiemos -Kila mira a Ludmila y Mila-, ¿por qué no empiezan a dar esas explicaciones?

-Yo solo sé del lugar porque Ludmila me lo había enseñado -confiesa Mila haciendo una expresión de disculpa.

-Yo sé de la cabaña por Lucas -le sigue Juan.

-Y yo sé por Juan -continúa Víctor.

-¿Cómo llegaste aquí? -duda Kila de Víctor-. Sabías de la cabaña, pero no cómo llegar.

-Ya les conté, escuché la voz. ¿Ahora me quieren culpar a mí? -los fulmina con la mirada.

-No sé -Kila desvía la mirada-. Fuiste el primero en llegar, ¿quién sabe si lo estabas escondiendo? -lo mira de arriba abajo-. ¿Quién se cree ese cuento de que escuchas voces?

-¡Pero qué mierda! -grita-. Yo era el primero que quería entrar a ver qué pasaba. Si lo hubiese matado, ¿para qué me delataría yo mismo?

Nuevamente, todos discuten mientras los niños simplemente observan.

-Estos no van a parar de discutir -resopla Jennifer mientras observa a Tobías-. Tengo una idea, ¿y si nosotros vamos a buscar a Lulú? Somos los únicos aquí que todavía están en todos sus cabales -observan la gran discusión que tienen los grandes-. Además, no se darán cuenta. Están muy metidos en su discusión -Tobías acierta y se van los dos, sin que nadie los note.