EL HONOR DE UNA DAMA
CAPÍTULO 33.
👸🏼🧒🏻👸🏼🧒🏻👸🏼🧒🏻El público no tarda en alarmarse y tratar de salir de la iglesia al darse cuenta de que eran víctimas de un asalto, Eleonore se pone de pie al ver al joven de ojos azules y portador de una insolencia que le parecía más que divina y era quien lideraba aquel acto, mejor no podía salir al ver como habían acorralado al marqués. Alzo una mano a sus guardias personales para que no hiciera nada... mientras él estuviera ahí, no debían tocarlo.
Candy jadea al saber que él estaba ahí, aún estaba con vida, seguía herido pero a pesar de él aspecto pálido y el cansancio que no podía ocultar, no puede evitar apretar las piernas y llenarse de alegría al verlo ahí, él había sido el único hombre que la hacía actuar de esa manera.
—¡Lince! —Exclama Candy con ojos brillantes, su presencia le había quitado el aliento por un instante, pero cuando pretende ir con él, siente en su cuello algo filoso y metálico. —¡Ay por Dios! ¿Qué hace?
—Solo haciendo valer mi derecho como esposo –Susurra al oído de Candy.
—Usted es un… —Siente como se le corta la respiración cuando el marqués desliza lentamente la hoja de la espada por su cuello. De algo estaba más que segura, por más ágil que fuera y aún con todas las técnicas de manejo de la espada que supiera, de esa situación no podía escapar tan fácil.
—¡Pecosa! –Grita Terry angustiado, pero debía conservar la calma por Candy. El marqués le señala furioso al chico con la espada, quien no baja la guardia ante lo que el marques podía hacer, vuelve a colocarla en el cuello de Candy y la sujeta fuerte para evitar que se suelte. Había demostrado lo sucio que podía actuar.
—No te acerques.
—No tiene las agallas para hacerlo. Tiene cuatro armas más apuntándole a la cabeza —Contesta el joven preparando la suya —Además, aún con un solo brazo puedo disparar.
El marqués lleva otro brazo a la cintura de Candy para colocarla delante suyo a modo de escudo humano. Ese hombre era tan miserable que no dudaba en sacrificar a otros para salirse con la suya.
—¡No se le ocurra hacerle nada a la señorita! –Replica Albert apuntando al marques desde la izquierda. El marqués apenas si se percata de las personas que ahora lo rodeaban, la chica pelirroja, el capitán Cornwell y Lord William, en ese momento ellos eran los compañeros del Lince. Aún no se explicaba como habían escapado de las mazmorras –No va a mejorar su situación.
—Según tu ¿Qué situación, Ardley?
—Podemos hacer todo el recuento de sus crímenes. En especial, el intento de homicidio a Lady Victoria de Hannover. –Reclama el rubio con la voz cargada de rabia.—Y créeme, que esta vez no te vas a esconder. Yo te haré pagar.
—No me hagas reír, un tonto asistente real no tiene poder para hacerlo.
—¡Arthur! —Exclama una voz masculina detrás del marqués. El conde le estaba apuntando con una bayoneta, iba dispuesto a todo por lo que le había hecho —Te exijo que entregues a mi hija.
—Ella es el pago por todo lo que, en sus jueguitos románticos me hicieron. Eleonore me había sido prometida, yo pelee para estar a la altura de las exigencias de su familia ¡Yo debía gobernar!
—Por favor, Arthur. No alcanzarías siquiera a mandar a recoger un trozo de papel. No eres siquiera merecedor de llamarte hombre por todo lo que has hecho –Se acerca el conde y coloca el cañón de la bayoneta a la espalda del marques, este no tarda en estrechar más la espada al cuello de Candy.
ESTÁS LEYENDO
EL HONOR DE UNA DAMA
FanfictionCandice White, al igual que toda joven del siglo XVIII está restringida de toda cosa que según la sociedad de la época es "Impropio de una dama" Pero ciertos eventos le llevarán a tomar medidas drásticas y a revelar el pasado perdido de la monarquía...