Estaba echada en mi habitación escuchando música cuando recibo un mensaje de Leo, mi mejor amigo invitándome a su casa a ver películas y conociéndole sé que es sólo porque tiene algo importante que contarme, pero a decir verdad no me sentía animada a salir y menos porque en cuanto me vea me preguntará por qué estoy decaída, a decir verdad, no estaba en mi mejor momento como para decirle que era lo que sentía y menos porque no yo misma sabía que era exactamente sabía
Me apresuro a escribir "Lo siento Leo, no me siento con ánimos para salir de mi cómoda cama". Después de unos segundos recibo su respuesta que dice que viene para acá, y solo se me ocurre una excusa, que espero que funcione "No, no vengas, me siento muy mal, creo que me dio gripe, ¡mejor no vengas así no te infectes!", veo en la pantalla que estaba escribiendo, pero dejó de escribir y sé que ignoró mi mensaje, veinte minutos después escucho voces en la planta baja, pronto reconozco la voz de la señora Isabell y de Leo, espero unos minutos y como era de esperarse Leo entra como si fuera su propia casa, y se lanza encima mío.
—¡¡¡Por lo visto has ignorado mi último mensaje y quítate de encima mío!!!—grito y el tarda un momento en volver a su postura normal.
...
Avían pasado dos horas desde que llego Leo, al final si le conté porque me sentía mal.
Estábamos viendo una película en mi computadora esperando que llegara la comida china que habíamos pedido, escuche que tocaron la puerta, baje a recoger la comida y subí con las bolsas para no perder detalle de la película.
Eran aproximadamente las doce y desperté porque Leo me empujo y caí de la cama, traté de volver a dormir, pero no pude, bajé en silencio al pequeño patio trasero y me acosté en el camastro que se encontraba ahí, me puse a observar detenidamente las estrellas, algo que no menciono mucho es que amo las estrellas, pero es secreto, es algo muy personal, es algo como esos pequeños secretos que todos guardamos y no le decimos a nadie.
Estaba caminado hacia el minisúper que había dos cuadras cuando vi a una motocicleta que nunca había visto en mi vida estacionada afuera del minisúper era una BMW S 1000 RR negra opaco , me acerque a la moto. Otro secreto mío que nadie sabe es que amo con mi vida las motos. Esta en específico era genial, estaba en color negro y estaba modificada, eso se notaba, era mi sueño. Vuelto realidad
—Ya terminaste de admirar mi motocicleta, ¿preciosa? —dijo una voz gruesa a mis espaldas que hizo que se me erizara la piel.
— Amm... lo siento. —dije dándome vuelta y encontrandome con un cuerpo promedio pero fornido y trabajado vestido con un pantalón de mezclilla un poco rasgado en la parte de las rodillas, una camiseta blanca pagada al cuerpo, resaltando su bien marcado abdomen y para darle un toque muy sexy y varonil una chamarra negra de cuero
—Bueno creo que quiero modificar un poco la pregunta, ¿ya terminaste de admirarme? ... ¿Preciosa? —dijo captando por fin mi atención.
—¿Ah? ... s... Sí, lo siento si le molesto señor. —dije levantando un poco mi mirada a su cara, pero en seguida la volví a bajar cuando noté que me estaba mirando
—Que grosera, yo no soy un señor apenas tengo 22—dijo con un toque de burla en su voz.
—Lo siento de verdad. —dije un poco apenada y bajando la mirada.
—No te preocupes... por cierto me llamo Isaac ¿y tú? —dijo con un tono más amable y un tanto juguetón.
—Yo en serio lo siento si moleste y me llamo Claire. —dije subiendo la mirada del piso a su cara
El parecía algo... ¿gay? Se que suena mal que lo clasifique sin siquiera conocerlo, pero, no sé porque me da esas vibras.
—¿Qué haces despierta a esta hora?, es muy tarde—dijo.
—No podía dormir y salí a comprar algo para comer—dije dando por terminada la conversación.
—Ok, ¿me das tu número? Digo, para seguir hablando, es que me caíste muy bien. —dijo el con ese tono amable y juguetón que acompañan todo lo que sale de su boca.
—No, apenas nos conocemos—dije un poco dudosa.
Al final le di mi número el me acompaño a la tienda y luego a mi casa y posteriormente se fue en la motocicleta que al parecer era más rápida de lo creía.