Único

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Observo en un rápido vistazo la hora que marcaba en su reloj, llevaba alrededor de una hora con una jodida erección en sus pantalones, quisiera parar e ir a casa, donde lo estaría esperando su lindo esposo, tal vez cocinando alguno de esos ricos postres con una camisa suya puesta y sus pies cubiertos por esas medias que tenían unas orejitas en el borde combinándolas con unas pantuflas cafés de osito, la simple idea de su dulzura en esas prendas lleno su corazón en ternura.

A su lado se encontraba Yuqi, su asistente personal, una tablet en sus manos anotando quién sabe qué cosas, la chica era linda, incluso recuerda que en algún momento coqueteo con ella y viceversa, pero luego de conocer a su actual pareja, aquel juego de coquetear con Yuqi se había ido a la basura rápidamente.

Tomó su teléfono y volvió a ver la hora, eran las diez de la mañana, normalmente trabajaba en su casa y Soojin, su hermana, lo hacía en la oficina de Seo, pero ella tuvo que viajar hasta Italia por un problema en una de las empresas, causando que Changbin fuera a su oficina y trabajará desde allí.

Hyunjin por su parte también trabajaba, era dueño de una marca de ropa algo reconocida, pero trabajaba en su casa, haciéndose cargo de sus hijos.
Trabajo y algunas tareas del hogar, aunque cuando no tenía demasiado tiempo para eso, simplemente estaba la chica que hacía el aseo junto con otras más y luego se iban de ese lugar pasadas unas horas.

Sus lindos niños tenían cinco años cada uno. Chaewon y Felix eran gemelos, siendo la niña dos minutos mayor que el niño, sus cabellos eran castaños, sus mejillas algo rellenas, con un tierno color rojo y sus luceros siendo de color negro brillante. También sus ojitos eran algo rasgados y tenían algunas pequeñas pecas en sus lindas caritas.

Pasaron dos horas y ya eran las doce del mediodía, gimió y tomó su celular, busco aquel contacto y se lo llevó a su oído, escucho el timbre del teléfono y solo pudo tomar aire por su boca, sus pulmones se llenaron de aire y su erección empezó a dar pequeñas palpitaciones, el pequeño placer que recorrió su tronco lo hizo soltar un gemido y rápidamente se escuchó una voz algo infantil.

"¡Hola Papi! ¿Cómo estás? ¿Ya vienes?" Y la dulce voz de Chaewon sonó en su oído, su corazón se llenó de ternura y sonrió al escuchar el resto de habladurías que soltaba su pequeña, hablando de su día en el colegio, el cómo encontró una tortuga en su parque de juegos y también aquel lindo collar que le había comprado Hyunjin.

"Entiendo corazoncito. ¿Mami Jinnie está por ahí?" Y pregunto por su razón de la llamada, amaba escuchar a sus chiquitines hablarle de su día, con cierta emoción y ese gran entusiasmo, pero en ese momento, el placer cegaba su mente y simplemente necesitaba escuchar la voz de su dulzura.

"Está algo ocupado ¿te lo pasó?" Y el simple hecho de saber qué su pequeño estaba ocupado, lleno algo de desesperación su mente, necesitaba ahí al chico, ahora.

"¿Changbin...?" Y la voz de Hyunjin sonó en su oído, la emoción que consumió su cuerpo fue en demasía, el tono de voz tan lindo, tan suave y con ese pequeño toque infantil lo llevaba al cielo con rapidez.

"Te espero en mi oficina, con los niños. Ya" Y sin esperar una respuesta colgó el celular, su cuerpo ardía en calor y tal vez no estaba pensando con claridad y había sido tosco, pero en verdad necesitaba bajar aquella molesta erección con rapidez.

Sabía que su adorable esposo acudiría con rapidez a su trabajo, incluso luego de follarse a su chiquitín iba a ver a sus dos solecitos, ambos niños eran su alegría día a día, eran tiernos que le provocaban diabetes. Pasó así media hora, con aquella estorbosa erección y su mente concentrada en aquellos informes.

Salió de su mente cuando escucho la puerta ser abierta, los gritos de sus niños se escucharon en su oficina, Chaewon y Felix peleaban por ver quien llegaba primero hasta el cuerpo de su padre, dándose pequeños empujones y suaves insultos.

Work - ChangjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora