Betrayals 1 ✔️
Todo una obsesión desafortunada.
Lo que todo comienza con una obsesión termina siendo una locura.
Él la acecha como nunca antes lo había hecho y ella solo lo observa.
Dos almas gemelas pueden encontrarse sin ser realmente conocidos a...
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SICILIA, ITALIA. │HAYLEY.
Mí día se resumió en fingir y pretender que Masen me caía bien y que me iba a acostumbrar a su presencia y a su casa. Solo me estaba tomando el tiempo para pensar en un plan para volver a mi hogar lejos de este hombre obsesivo que amaba torturar personas.
Luego de que me mostró la mansión y almorzamos, él se fue a la habitación donde se estaba quedando, se dio una ducha y se preparó para salir. Estaba en mi habitación cuando oí por parte de los escoltas que habían capturado a unos cuantos hombres colombianos y que estaban de camino a la otra mansión para matarlos.
Todo en el mundo de la mafia se sabía más rápido de lo normal, así que corrí hacia la habitación de mi sexy secuestrador y le exigí que quería ir con él a la otra mansión. Iba solo para comprobar si lo que decían los hombres era cierto, si lo era me mataría, ya que no quería vivir con una persona que le cortaba partes del cuerpo a otra.
Demasiado escalofriante. Me puse pantalones largos por orden del maldito capo al cual le molestaba que los demás hombres me vieran de pantalón corto y una sudadera color negra, ya que no tenía otra cosa para ponerme, además de que hacía algo de frío fuera.
Al bajar a la sala me encontré con Clynner, llamó a un tal Leandro indicándole que estábamos en camino, nos subimos a un deportivo el cuál yo supuse que le pertenecía a Masen y comenzamos el camino con dos carros blindados detrás siguiéndonos.
—Si te sientes incómoda en cualquier momento no dudes en decirme y nos volvemos.
Entrecerré los ojos y lo observé mientras manejaba. —¿Y los hombres?
Me dedica una sonrisa retorcida que me hace dar un escalofrío y contesta. —Dejaré que Leandro o Nigeriano terminen el trabajo por mí, no voy a permitir que te vayas sola. Venimos juntos, nos vamos juntos, amor.
Asentí y no le contesté sabiendo que le molestaba cuando hacía eso. A medida que más nos alejábamos de la ciudad, más nos adentrábamos a una especie de carretera donde en un lado se encontraba una grande entrada moderna y una casa que era igual de moderna. Al parecer tenía una mansión dónde vivía y otra dónde mataba gente.
El carro se estacionó detrás de unos tres autos más y los dos carros blindados que nos seguían se quedaron fuera de la mansión. Al ver que Masen bajó del carro intenté hacer lo mismo, pero antes de poner mi mano en la manija de la puerta esta se abrió dejando a Masen como un maldito caballero detrás.
Me alcanzó su mano y la tomé dudosa, luego no la soltó, simplemente comenzó a caminar a la entrada de la mansión mientras miraba mal al soldado que me estaba observando fijamente haciéndome sentir demasiado incómoda.