—¿Qué haces? —preguntó Tn riendo al ver que Min Ho acercaba un dedo helado en la punta de su nariz, y sintió el frío cuando la tocó.
Tenía una actitud muy juguetona con ella, parecía tan distinto a otros días. Casi podía adivinar que Min Ho había tenido un gran día en su trabajo.
Cada que los negocios salían con grandes resultados, siempre la llevaba a festejar o divertirse un rato. Si pasaba todo lo contrario, entonces a ella le tocaba mimarlo, estar para él y complacerlo.
—Me encanta el helado en ti —contestó Min Ho y retiró el helado con sus labios—. Delicioso. Así sabe mejor.
—¡Oye! Estamos en un lugar público —dijo en voz baja.
—¿Acaso quieres que te cubra con nieve? —preguntó con voz juguetona—. Perfecto, así nos preparamos para nuestra luna de miel.
—¡Lee Min Ho! —levantó la voz haciendo que todos voltearan a verlos—. ¿Ya viste lo que provocas? —escondió su cara sonrojada entre sus manos.
—No he visto lo que provoco en otros, pero en ti, sí.
Al sentir que su cara hervía, Tn tomó un bocado grande de helado y sintió que su cabeza se congelaba. Apretó los labios esperando que el efecto pasara rápido.
Odiaba esa sensación desagradable, pero se las pagaría ese hombre por jugar con ella de esa manera frente a la multitud.
—Y, además, ya lo hemos hecho.
—¿Puedes parar? Hay niños por aquí. Van a pensar que somos unos depravados.
—Que piensen lo que quieran, tú me gustas.
Por primera vez había escuchado esas palabras que jamás imaginó que saldrían de sus labios. Se sentía mejor que el día de su cumpleaños al recibir la propuesta.
En un principio, no le importó ser la amante, si él se sentía mejor, entonces le prestaría su cuerpo para aliviarle el estrés y las presiones.
Con la reciente confesión, se sentía completa dueña de un corazón delicado y frágil, responsable de un hombre que necesitaba de ella y de su amor.
—¿Dije algo que te molestara?
—¿Qué? No, para nada —contesto rápidamente.
Miró hacia el helado, incapaz de mirarlo a los ojos. En lazó sus dedos ansiosos de tocar la suave tez bronceada del varón.
—Es que de pronto te pusiste seria.
—No es nada —lo tranquilizó—. Me encanta este helado —agregó comiendo un poco más.
Era curioso lo que comenzaba a sentir. Saber que a él le gustaba le hacía sentir un revoloteo en el estómago. Se sentía tan diferente a otras ocasiones.
Anteriormente, estaba acostumbrada a mantener su amor para ella misma, no deseaba atarlo a la fuerza, aunque estar para él le bastaba porque así le entregaba todo su amor.
No obstante, ahora cambiaba su objetivo: enamorarlo cada día. Su temor era no lograrlo, fallar en el intento por mantener el corazón de él en un pestañeo.
—Los recién comprometidos están festejando.
Al escuchar la voz de Suzy, Tn se atragantó con el helado y tosió.
No se esperaba una sorpresa así, tener a su mayor rival presente en el mejor momento de su vida. No quería enfrentarla, Suzy era bastante mujer, por lo que Tn sería una mujer vencida antes del matrimonio. A ella le tenía miedo por el poder que tenía hacia Min Ho, un hombre sensible que amaba con pasión y desefreno.