Caminaron en silencio hasta el hogar de la pelirroja, ya que no hubo mucho tiempo para ello, Muzan pudo percatarse de que la joven vivía muy cerca del bosque, extrañamente le preocupó que algún demonio tratara de atacarla, pero, ¿a él por qué le importaba eso? Sí bien se había fijado en la pelirroja para hacerla su mujer, no era más que simple atracción física, ¿cierto?
— Es aquí. — Natalie sonrió mientras se separaba lo suficiente de el mayor para abrir la puerta de su hogar. — Por favor pase, señor Kibutsuji.
— Llámame Muzan. — Mencionó antes de dar un ar de pasos y entrar en la morada. Era pequeña pero estaba muy bien ordenada, era limpia y cálida.
— Si gusta sentarse, yo iré por todo para tomar té. — Dijo mientras se daba media vuelta para ir a la cocina.
Natalie abrió los ojos sorprendida al sentir la mano de el hombre tomar la suya con delicadeza.
— En realidad, sólo una tranquila charla sería muy de mi agrado. — Habló tranquilamente.
Los ojos verdes de Natalie lo observaron para luego asentir, guió a el más alto hasta uno de los sofás y ambos tomaron asiento. Hubo un silencio, ninguno sabía cómo iniciar una conversación.
— ¿Por qué estaba fuera a esta hora? — Preguntó Muzan, tomándola por sorpresa.
— Oh, bueno. Es que la noche es preciosa, la verdad sólo quería distraerme, jamás pensé en las consecuencias de mi ocurrencia. — Bajó la mirada mientras jugueteaba con sus manos.
Muzan no dijo nada, no podía decirle que era tonta por estar en la noche cómo si nada siendo tan débil, si fuera una demonio.. No, no tendría por qué importarle.
— Señor Muzan. — Habló la pelirroja sacándolo de sus pensamientos.
— Dígame. — El pelinegro la miraba fijamente desde que se habían sentado.
— ¿Cómo podría agradecerle el haberme salvado? — Preguntó con un sonrojo en sus mejillas.
Kibutsuji no dijo nada, bajó de manera no muy disimulada su mirada hasta los pechos de la mujer, ella pudo percatarse, y sólo provocó que el sonrojo se hiciera más intenso. Muzan pudo imaginar miles de escenarios en los que se encontraba desnuda la pelirroja, haciéndola suya en cualquier parte, a cualquier hora.
— Sólo cuídate, no seas tan imprudente al salir de noche, eres demasiado hermosa, llamas mucho la atención, los hombres te desean y las mujeres de envidian, eso no siempre es bueno. — Habló severamente.
Natalie no sabía qué decir, ciertamente esperaba que el hombre le propusiera tener algo.. se sentía sucia, ella jamás se había considerado "fácil", sin embargo, ¿querer entregarse a un hombre que apenas conocía? pff, patética.
" Es tan ingenua, pronto será sólo mía, nadie la verá de manera lasciva, o pagará el precio." Pensó Muzan, quién se puso de pie.
— Me temo que es hora de irme. — Sin más se dispuso a avanzar a la puerta.
La pelirroja se puso de pie rápidamente y avanzó hasta él.
— ¡Espere! — Dijo algo exaltada.
Muzan detuvo su andar, su mano estaba sobre el pomo de la puerta, estaba por irse.
La miró por el rabillo del ojo y observó que se acercaba. La pelirroja se puso a su lado y se alzó de puntas para poder dejar un beso en su mejilla.
Los ojos rojos de Muzan se abrieron sorprendiendos, ¿por qué se sentía tan bien?
— Muchas gracias, espero que el destino vuelva a juntar nuestros caminos algún día. — Sonrió mientras el sonrojo en sus mejillas era admirado por el demonio.
Muzan asintió sin decir nada para luego salir del lugar, al estar fuera se dispuso a avanzar.
" ¿Que carajos? Yo decido si nuestros caminos se juntan o no. Pero.. Carajo, esa mujer tiene algo, no quiero alejarme pero tampoco quedarme, si me quedo podría desarrollar algo por ella, pero si me alejo.. ¡No! ¡No dejaré cabida para otro hombre! Ella es mía." Los pensamientos de Muzan eran claros, la mujer sería sólo de él.
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❛ 𝐒𝐄𝐍̃𝐎𝐑𝐀 𝐊𝐈𝐁𝐔𝐓𝐒𝐔𝐉𝐈 ┊𝐌𝐮𝐳𝐚𝐧 𝐱 𝐎𝐜 › +𝟏𝟖.
Fanfiction¿Cómo fue que el gran Muzan Kibutsuji se enamoró perdidamente de una simple humana? No lo sabía, cuándo conoció a Natalie supo que sería su completa perdición, su pequeño capricho. Natalie Amane era hermosa, eso era algo que todo Japón sabía, jamás...