15. Love me like you do

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-Bonnie, por favor, per...

-Vete. -tan solo dijo, entre dientes.


Y aunque su rostro estuviese cubierto de lágrimas, aún hacia un débil esfuerzo en intentar que éstas no se escaparan de sus ojos.


-¡Escúchame! -pedía, o más bien rogaba, él- ¡Y-yo sólo...!, demonios, perdona...

-Vete, Zayn.

-¡Al menos déjame explicarte, y decirte por qué lo hice!, ¡Al menos entiéndeme!

-¡Entiéndeme tú a mí, Zayn! ¡¿No tienes ni una jodida idea de cómo me siento?! ¡Me estoy destrozando, me estoy destrozando y todo por tu culpa! -lo señaló, y ahí fue cuando el terrible sentimiento de culpa lo tentaba a sufrir- Pides que te entienda, pero, tú definitivamente no lo haces. Pides piedad cuando no tienes derecho alguno de hacerlo.


Y esas ciento ochenta y tres letras fueron las más dolorosas que pudo haber escuchado a lo largo de su vida; junto con la triste imagen de Bonnie, gritándole sin el más mínimo tacto.

Lo merecía.

Y si ella se atrevía a gritarle, por todo lo que quedaba de noche, lo merecía.

Y si, Bonnie se decidía a insultarlo, humillarlo, o incluso, golpearlo, él lo aceptaría y no replicaría, porque se repetía una y otra vez que se lo merecía.


-¿Quieres hacerme un favor, Zayn?


Ella inquirió, comportándose de una manera completamente distinta a la vez anterior; no gritó, no sollozó, ni tan siquiera lo miró con reproche. Más bien, lo preguntó de una forma tan pacífica, que llegaba a perturbar un poco a el moreno, y a la vez ver algo de esperanza en ese tono de voz que recién había usado.


-Vete, por favor vete, Zayn -y antes de que él pudiera interrumpirla, continuó: -Desaparece, no me busques, vete y jamás vuelvas. Vete y como el polvo, esfúmate; no puedo volver a confiar en ti, no después de eso... -suspiró, ni siquiera lo miraba debidamente a los ojos- Ni siquiera quiero saber por qué lo hiciste, no me importa cuáles hayan sido tus razones, ni de quién haya sido la idea, ni nada. Lo único que hiciste fue aprovecharte de mi dolor, en los momentos en los que más te necesitana fue donde menos estuviste... -no quería seguir hablando, le dolía decirlo, admitirlo, porque eso significaba recordarlo- Todo lo que te pido es que te vayas, Zayn Malik.

-T-tú no puedes hacerme eso, Bonie, no puedes. -más que enojado, o triste, sonaba realmente desesperado, arrepentido.

-¿Y tú si puedes mentirme? ¿Tú sí puedes burlarte de mí de esa forma? -ella no susurraba palabras, susurraba dolor- Te creía mi amigo, te creía mi hermano... pero ya veo que no lo eres. Lo peor de todo, Zayn, es que vienes con la tonta excusa de querer ayudarme, ¡Mírame! -vociferó un poco, y se señaló a sí misma- ¿Crees que esto es ayudar? ¿Verme completamente destruida?


Para ese momento, aquellos dos jóvenes se encontraban al borde de las lágrimas; en cualquier momento éstas podrían salir como torrente.

Y lo que no se atrevían a confesar, era que lo que más deseaban para ese entonces, era darse un caluroso abrazo, para después decirse lo mucho que se querían, luego pedir algunas pizzas y hablar de cosas sin sentido. Como si nada hubiera pasado.

Enamorando a Verónica → zaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora