08.

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EN ALGUN LUGAR DE LA TIERRA.
actualidad.

Gea rio a carcajada suelta mientras movía su mano de arriba a abajo alejando la nube que tenía frente a ella.

Desde esa pequeña nubecita pudo observar a sus dos mejores creaciones, ambos estaban preparándose para su encuentro, para cumplir con el objetivo que habían deseado por millones de años.

Estaban muy cerca el uno del otro, tan cerca pero aún no era el tiempo.

Aún no.

Solamente le quedaba observar y esperar atentamente al siguiente movimiento de su pequeña arma.















NUEVA ORLEANS, LUISIANA.
actualidad.

Ya era un nuevo día cuando Hope bajaba las escaleras junto a Thalia para desayunar juntas. Ayer durante la noche llegaron tan exhaustas que cada una se fue a su habitación y durmieron profundamente, ahora por la mañana había sido la adolescente quien fue en busca de la pelinegra para bajar.

—Buen día. —saludó la menor entrando al comedor viendo a su madre y tía.

—Buenos días. —saludaron ambas mujeres y Thalia solamente pudo asentir.

Ambas tomaron asiento en la mesa y procedieron a comer lo que estaba servido mientras las familiares se sumergían en una amena conversación típica; la escuela de la menor, sus amigos y cosas del día.

Hasta que en medio de la comida una quinta presencia interrumpe la conversación de las Mikaelson.

En el patio central del complejo se encontraba de pie Klaus Mikaelson viendo en dirección al comedor de su antiguo hogar donde parte de su familia desayunaba amenamente. Freya fue la primera en observarlo y al ver su gesto de sorpresa rápidamente Hayley y Hope cayeron en cuenta de su vuelta.

Hope como un rayo se puso de pie y se alejó de la mesa sin despegar sus ojos del híbrido, quien comenzó a sentir nervios al ver a su hija ya adolescente acercándose a él sin presentar ninguna clase de malos síntomas.

Desde la mesa, Thalia dejaba su taza de café viendo el encuentro entre padre e hija y cuando vió que la menor tenía intenciones de abalanzarse sobre su padre, se colocó de pie inmediatamente.

—Hope. —la llamó haciendo que la adolescente giré su cabeza hacia ella y que el híbrido coloque una expresión de seriedad al verla finalmente.— Te recomiendo que no lo toques hasta que quite la maldición de su interior.

—¿Por qué? —preguntó Klaus marcando su acento, cosa que hacía cuando algo le enojaba o disgustaba.

—Porque la maldición busca a la niña, hará de todo por llegar hasta ella. —explicó acercándose al dúo sin despegar sus ojos marrones de los azules del híbrido.— Así que Klaus Mikaelson... ¿estás listo para mí?

—No. —negó el hombre y en un segundo tenía a la pelinegra contra una pared, apretando su cuello.

—¡Klaus!
—¡Papá!

—¿Quieres matarme? —murmuró la mujer viendo los, ahora, ojos dorados del hombre.— ¿Y quedarte sin la posibilidad de estar con tu hija?

—¿Por que confiaría en ti? Una simple desconocida. —gruñó este apretando más su agarre.

—No busco tu confianza.

Al final de sus palabras, Klaus sintió una presión en su pecho y pronto estaba del otro lado del patio. Su espalda recibió el golpe contra una pared y confuso vió la silueta de la mujer desconocida para él arreglando su cabello.

¿Esa mujer acababa de enviarlo de un toque al otro lado del patio?

¿Cómo demonios?

—Vamos a dejar en claro un par de cosas, ratonzuelo. —habló la pelinegra avanzando unos pasos como si nada hubiese pasado.— Yo no estoy aquí para agradarte, ni nada por el estilo. Solamente me interesa una cosa; la maldición.

—¿Por que? —habló el híbrido una vez de pie nuevamente.

—Siempre la misma pregunta... ¿por qué? —alzó una ceja divertida.— Porque quiero venganza, y estoy muy segura de que conoces ese término.

—No te equivocas. —sonrió sarcásticamente el hombre.

Ambos se quedaron mirando sus ojos de forma amenazante, como si estuvieran en una batalla interna y el primero en desviar sus ojos sería el perdedor pero esto se vio interrumpido por Hope, quien se posicionó frente a ambos llamando su atención.

—Bueno, ahora que las presentaciones están hechas. —sonrió nerviosamente la adolescente mirando a su padre y a la pelinegra.— Puedes... no sé, ¿quitársela ya?

La mujer bautizada como Thalia hace unas cuantas horas asintió después de suspirar y se acercó nuevamente al hombre quien se mantuvo quieto mirándola muy atento.

—Sentirás un peso dejarte y luego paz. —murmuró acercando lentamente sus manos hasta tocar los costados de la cabeza del híbrido, quien se removió incómodo.

Y cuando Niklaus iba a protestar en contra y alejarse de la mujer, sintió una inmensa necesidad de abrir su boca, cosa que hizo viendo una estela negra salir de su interior para entrar por las fosas nasales y boca de la pelinegra.

Poco a poco sintió un enorme peso abandonarlo, se sintió más ligero y estaba seguro de que si usaba sus habilidades para correr, esta vez su velocidad sería el doble y finalmente la mujer cerró su boca al igual que él.

El silencio reinó en el patio mientras Klaus analizaba concentradamente a la mujer frente a él que en un ligero tropiezo agarró sus brazos para sostenerse y en respuesta, el híbrido la sujeto de sus antebrazos.

—¿Funcionó? —murmuró la adolescente a unos metros alejada.

—Que lo diga el híbrido. —murmuró la pelinegra alzando su cabeza para verlo, quien se mantenía serio.— ¿Te sientes más ligero?

—Si.

—Entonces hay una forma de confirmarlo.

La pelinegra soltó sus brazos alejándose unos pasos mientras se recuperaba poco a poco, dejando a su cuerpo absorber por completo aquella gran energía.

—Hope, puedes abrazar a tu padre. —soltó Thalia viendo a la menor.

La nombrada sintió sus ojos llenos de lágrimas y sin esperar más corrió a abrazar a su héroe, a su padre quien asombrado y un poco asustado la rodeo lentamente en un abrazo.

Los segundos pasaron y los minutos también, nada parecía ir mal, así que Freya y Hayley dejaron salir su aire retenido y se acercaron rápidamente para abrazarse en familia.

Poco a poco iban a reunirlos a todos nuevamente, todo gracias a Thalia quien al ver aquel abrazo sintió una punzada en su pecho pero en silencio y sin expresión en su rostro, subió las escaleras para irse a descansar a su habitación.

Sin notar los ojos del híbrido siguiéndola por las escaleras hasta que su figura se perdió detrás de una puerta de madera.

Tifón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora