Cuando un bebe nace, sus padres eligen un nombre para él o ella. El nombre elegido es tallado en un colosal pilar de olivino, cuyo tamaño no para de incrementarse cada día sin parar hasta desaparecer en las nubes.
Los padres de todo el mundo viajan a este lugar para tallar el nombre de sus hijos en el pilar de olivino, la piedra que dio la vida a nuestro mundo.
Cuando el nombre es tallado en el pilar, las letras se iluminan y un pequeño fragmento del pilar se desprende con el nombre del bebe tallado en él.
Los bebés reciben ese pequeño fragmento con su nombre y lo llevan consigo en un collar toda su vida.
En el mundo, las personas solo existen porque sus nombres son recordados y si no fuera por el collar de olivino, nadie recordaría su propio nombre.
Para no ser olvidadas, las personas se reúnen en grupos y juntos mantienen su fragmento reluciente, recordando mutuamente el nombre de los miembros de su grupo, sin embargo, otros no tienen grupo y por más que intentan no olvidar su nombre, inevitablemente su fragmento se rompe y su nombre se apaga en el pilar de olivino, junto con la existencia de aquel cuyo nombre se apagó.
Las personas cuyos fragmentos se rompen no mueren al instante, simplemente son olvidados y sin un collar de olivino que los identifique, ni ellos mismos saben quienes son e inevitablemente se sumen en la locura, buscando la luz que perdieron pero que jamás podrán recuperar.
Las personas sin nombre harán todo lo posible para recuperar su luz, incluso si eso implica robar su collar a otra persona, aunque ese nombre no les pertenezca. Las personas sin nombre no piensan en los demás, ellos quieren recuperar su luz y no les importa que la luz de otros se apague si eso los acerca a su imposible meta. Las personas sin nombre son egoístas.
Hay otras personas que intentan marcar su nombre de nuevo en el pilar, aunque sin éxito. El pilar de olivino solo permite que una persona tenga un único nombre y este no se puede cambiar ni marcar de nuevo.
Los sin nombre rascan el pilar hasta arrancarse las uñas y por más que lo intentan, no logran hacerle ni un solo rasguño, lo que los enfurece, y descargan su ira en las otras personas cuyos nombres aún se iluminan.
Que destino tan cruel soportan aquellos cuyos nombres se apagaron. Ser olvidado es peor que morir pues implica vivir pero sin ser nada ni nadie, ser invisible para los que sí están iluminados, mientras luchas con tus iguales, otros sin nombre, egoístas y locos.
El pilar no es infame o inmisericorde, no apaga los nombres de otros solo por que si. Los nombres se olvidan solo porque su portador quiere ser olvidado. Los sin nombre se auto encerraron en una cárcel que ellos mismos construyeron, se aislaron y no es que no consiguieron un grupo, la verdad es que jamás lo buscaron.
Aunque antes dije que inevitablemente el fragmento de muchos se rompe, la realidad es que el fragmento de olivino que todos portan en su collar no se puede romper por medios ajenos al portador, sólo aquel cuyo nombre está escrito en el fragmento es capaz de romperlo. Los sin nombre son personas que rompieron su propio collar de olivino y ahora que no son nadie, quieren devuelta lo que ellos mismos destruyeron.
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Los nombres tallados en el pilar de olivino
Short StoryHistoria corta que cuenta una historia sobre la vida y aquellos que se auto destruyen.