•Capítulo 35•

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Pov Tini🌷

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Pov Tini🌷

Clip. Clip. Clip. Clip.
Ese maldito sonido es el resultado del nerviosismo de Robert y el causando, ahora, de mi estrés.

–¿Podrías dejar ese bolígrafo en paz? Nada te ha hecho el pobre.

No responde. Solo se dedica a continuar presionando ese botoncito mientras mira con odio su escritorio, sin siquiera parpadear.

–Robert estás así desde que hablaste ayer con la rubia arrugada ¿Por qué no te desahogas conmigo?– me levanto de la silla, camino hacia él. Luego me coloco detrás y le doy un abrazo–No deberías dejar que esa bruja te altere.

–No estoy alterado.

–No claro– me separo –¿Cómo explicas tu cara de culo entonces?

–Mi cara es así. Aguántate o vete.

Cierro los ojos, inhala y exhala lentamente repitiendo mentalmente "Tranquila Martina. Su enojo no es contigo, sino con el resto del mundo. Tenle paciencia."

–Entiendo...¿Qué tal si salimos de esta bella mansión y nos distraemos en algún restaurante? Capaz y te hace bien tomar aire fresco.

–No quiero Martina.

Frustrada me hago una cola de caballo y sonrío cuando se me ocurre una idea.

–¿Qué tal si...tomamos uno de esos antiguos vinos de tu estantería personal? Y luego...– me inclino a su rostro susurrando –...Estaré a su disposición para hacerlo sentir mejor, señor Pattinson.

Se levanta y cuando comienza a desabrochar su camisa mi rostro se ilumina, creyendo que "nos desharemos del estrés" como aquella vez, pero en vez de eso dice unas amargas palabras que me bajan el ánimo.

–Tomaré una ducha para relajarme. Me siento acorralado ¿Entiendes? En este momento tengo demasiadas cosas en mi cabeza Martina, necesito...Replantear una estrategia para sacar la empresa del hueco en el que está o me volveré loco.

–Pero...

–No puedo permitir que Salma compre esas acciones...¡Sería el fin de todo el esfuerzo que di por años!– golpea bruscamente el escritorio. Del susto doy un pequeño salto en el lugar, mi corazón late desbocado.

–Ok ok cálmate. Mira, si quieres puedo continuar llamando a los demás socios, tal vez alguno no esté convencido con el trabajo de Tremblay y venga a nosotros. O también podríamos...

Sin que lo vea venir se acerca con rabia, parece como si la poca paciencia que tuviera haya desparecido por mi culpa. Su rostro fruncido está pegado al mío. No estoy intimidada pero tampoco tranquila.

–Quiero que vuelvas a tu departamento.

Abro la boca para pedir razones, él se me adelanta.

–Estar solo me ha hecho bien todos estos años para pensar en trabajo, te pido que me dejes solo ¿Cuál es el problema con eso Martina?

Señorita StoesselDonde viven las historias. Descúbrelo ahora