Jisung llevaba una vida "correcta", creía fielmente en lo que su familia le enseñaba y seguía cada consejo y orden recibida, sus padres confiaban en que él no les traería una decepción, aún así no podían correr riesgos...
No comprendía que había hec...
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La clase a la que Jisung había llegado tarde no había terminado tan mal, por motivos que desconocía el profesor se encontraba de buen humor y además no había sido el único con tardanza. Junto a dos compañero más, recibieron 5 ejercicios extra a la tarea.
Él era capaz de hacerlas sin problema. Así que cuando llegó de nuevo a su habitación aún mantenía la sonrisa en su rostro, nada podría arruinar ese día.
En su habitación encontró una nota de parte de Jeongin, con unas galletas también. Le avisaba que estaría en otra habitación pasando el rato junto a otros compañeros ya que les habían permitido usar la radio con la excusa de escuchar un partido de fútbol pero que en realidad querían escuchar música.
Se alegró por él y su oportunidad de divertirse, tendría unos minutos a solas hasta que regrese. Había querido leer el poemario todo el rato pero un ruido en la ventana llamó su atención.
- No puede ser, Dori...- Corrió y con delicadeza de no lastimar al felino empujó el vidrio para hacerlo pasar.- Oh, lo lamento tanto... Casi me olvido de ti.
Le decía con un puchero en sus labios, dejando caricias en su cuerpo y besando su pequeña cabeza. Todo el tema del beso había hecho que no recordara que debía cuidar del gato de Minho.
Lo bajó del asiento de la ventana hacia el suelo y lo vio pasearse por el alrededor, había estado hambriento ya que apenas encontró su bolsa de comido bajo la cama comenzó a maullar. No podía hacer mucha bulla así que Jisung rápidamente sacó la taza que estaba dentro de la bolsa y la llenó de croquetas.
Lo observó con ternura mientras comía, se sentía muy feliz porque era la primera vez que cuidaba de un gato y siempre había sido un sueño para él. Espero sentado en su cama, ahora también comiendo de las galletas que Jeongin le dejó.
Y cuando Dori acabó, se subió en segundos a acompañarlo, al parecer la chaqueta de Jisung le agradaba mucho puesto que no dejaba de ronronear mientras se apoyaba en él. Entonces entendió que era por el olor, talvez olía a su dueño y por eso estaba actuando así, se sintió conmovido por aquello y con caricias intentaba calmarlo.
- Te entiendo, Dori... A penas se fue pero también lo extraño mucho.
Dijo y se quitó la chaqueta para estirarla en la cama dejando que el felino se acomode allí para dormir. Ahora continuaba con sus planes de leer el poemario y completar su elección del ensayo que debía hacer.
Ya había elegido algunas y entre ellas estaba el tan querido poema que Minho leyó, además de uno que había sido su favorito por motivos aún no descubiertos al 100%.
Pronto con una mano acariciando a Dori, continuó su lectura en silencio y entraba de nuevo a ese divino mundo lleno de las palabras de amor más lindas que había leído.
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