1. Boda

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-Verónica date prisa... Sebastián ya está aquí- lleva media hora hablando por el celular sobre cosas de trabajo, si demora un minuto más olvidare que es la novia y le arrancare el maldito celular.

-Aitana dile a Sebastian que comiencen con ustedes, él ya tiene mis instrucciones de como quiero el peinado y maquillaje- gesticula mientras sigue al teléfono, quien la ve pensaría que está tranquila o que ni siquiera es una novia a horas del altar, pero sé que en realidad está nerviosa, así que mejor la dejo que continúe con su llamada y me dirijo a la habitación donde están las demás damas.

¡Oh mi Dios!

Esta habitación es un caos, Ariane la hermana de la novia y dama de amor grita como loca porque perdió un pendiente, pero al menos ya está enfundada en un bellísimo vestido rojo, por su parte Marissa una de las damas y madre de la novia chiquita, intenta calmar a piba que no para de llorar, el par de damas restante estamos a medio vestir.

Debo admitir que nuestros vestidos son lindos, Vero eligió un azul petróleo largo, escote corazón. Ahora que lo pienso yo aún no me he cambiado, estoy a punto de coger mi vestido cuando Sebastián nuestro estilista me saca de mis pensamientos.

-Querida, querida, ¡Hello, Tierra llamando a Aitana!- me giro para verlo y le sonrío, si hay alguien capaz de embellecer a este grupo de locas es él.

-Querido Verónica ha dado la orden de que empieces con nosotras y más te vale que nos dejes hermosas o no saldrás vivo de aquí- le doy como ultimátum.

-Ay mi amor, déjame decirte que la que es bella, es bella siempre, pero descuida haré milagros y las dejare de infarto- no me queda más que reír ante su comentario y como Ariane es la única que está casi terminada, Sebastián empieza con su cabello, y luego dos de sus ayudante con el maquillaje.

Si, Sebastián sí que hace milagros cuando ya estoy lista me acerco al espejo y mi cabello se ve espectacular con ese recogido a un lado y algunos mechones sueltos, el vestido resalta a la perfección mis curvas y le va muy bien a mi piel, el maquillaje resalta mis ojos claros.

Tres horas después ya todas las damas estamos lista, cuando entra la novia y la ayudamos a cambiarse. Verónica ha sido mi mejor amiga desde siempre y cuando me comentó que se casaría no me lo podía creer, lleva años de relación con Marcos su prometido y hasta que decidieron casarse ya estaban tardando. Cuando el ultimo botón del vestido esta abrochado todas damas retrocedemos para ver cómo le ha quedado y sin duda alguna ese vestido le queda magnifico.

Verónica avanza hasta el espejo y puedo ver en su reacción que no esperaba verse así de hermosa, se gira quedando frente sus damas y esta tan impactada que solo extiende los brazos y hasta que formamos un círculo y nos abrazamos tal y como lo venimos haciendo desde el colegio, solo que ahora es diferentes somos adultas o bueno en proceso de serlo porque Ariane saca su celular para lo que se suponía sería solo una foto, cuando nos fijamos ya tenemos un álbum completo. Cleo el ama de llaves de la casa de los padres de Vero y Ari toca la puerta, para decir que la limosina nos está esperando para llevarnos al Palacio Duhau, sus jardines son de los más preciosos de Buenos Aires.

La ceremonia fluyó con naturalidad, la mejor parte fueron los votos matrimoniales, muy originales, así como son ellos.

Ya en la recepción las damas tenemos una mesa exclusivamente para nosotros, así como los novio tienen la de ellos, todo está decorado al estilo Las Vegas ya que en nuestro viaje de hace un año y medio fue dónde Marcos la sorprendió a mi amiga pidiéndole que se casara con él.

A pesar de tener mi lugar en la mesa de las damas, me escabullo un momento para acercarme a la mesa donde se encuentran mis padres.

El primero al que saludo es a papá, un hombre muy cariñoso que siempre me ha tratado como su princesa, bueno dice que lo soy, y supongo que sí, porque soy la única mujer entre mis hermanos, después de que mi padre me llena de mimos, llega el turno a mamá, me recibe con esas sonrisa que enamora a cualquiera. Sí, tengo a mis dos grandes bendiciones frente a mí, puedo decir que soy muy afortunada, pero como dicen no todo es color de rosa y la conversación agradable que tenía con ambos se vuelve demasiado incomodo cuando mi madre empieza a recordarme sobre el error que tuve de novio antes de irme a La Plata por cuestión de mi año de internado en medicina.

Un instante para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora