El último adiós.

546 58 24
                                    

Era un día de invierno cualquiera, el día estaba nublado y gris, una gran tormenta invadiría la ciudad. El viento gélido que se colaba por la ventana me obligó a taparme con las sábanas de pies a cabeza. En un estado de sueño duradero, dirigí con pesadez mi mirada hacia el pequeño reloj que ocupaba mi mesilla de noche, daban las ocho y media de la mañana. No sé qué cojones hacía despierta tan temprano, a fin de cuentas, era sábado.

Me acomodé entre las cálidas mantas, dispuesta a conciliar el sueño por segunda vez, pero sentí como mi tripa rugía. Estaba muriendo de hambre, y es que anoche me había ido a dormir sin comer nada. Me levanté de la cama titubeante mientras me cubría con la frazada que anteriormente yacía en mi cama. Me coloqué las pantuflas y bajé a la cocina en silencio para no despertar a nadie, que si lo hacía luego andarían echándome una bronca que te cagas.

Calenté un poco de café y saqué un tazón de la alacena, luego de servir el líquido en éste, me dirigí al sofá, simplemente a pensar, mientras miraba la enorme tele que ocupaba gran parte del salón, no por interés, ya que ésta se encontraba apagada. Pensaba en él, en Rubius. Aquél idiota que me alegraba todos los días con un sólo vídeo. Estaba muy orgullosa de él, al igual que sus veinticinco millones de seguidores. Había avanzado muchísimo estos años, ya llevaba diez, sí, diez años en la plataforma de YouTube. Muchos abandonaron el viaje, pero personas como yo, y como muchísimas otras, seguimos aquí, y seguiremos hasta el último momento, hasta el último vídeo, hasta el último adiós..

Últimamente, Rubén estaba demasiado extraño y distante, hacía muchos días que no subía contenido nuevo a su canal, y muchos suscriptores impacientes se lo echaban en cara como si sus vidas dependieran de ello. Tampoco usaba demasiado su Twitter, y cada vez que lo hacía, parecía que twitteara sin muchas ganas, además de cosas sin sentido. Nadie sabía lo que le ocurría, tampoco era como que fuese a contar de su vida privada como si de cortar rosas en el campo se tratase, pero esto era algo que nos preocupaba a todos, él no solía actuar de ésta manera, pero cuando así era, era por algo de suma importancia.

Digo todos porque yo tengo una cuenta en Twitter, no sé cómo explicaros, una cuenta "fandom". Una cuenta de ésta red social mencionada anteriormente, solamente dedicada a una persona que admiras, en mi caso, a Rubén o Rubius, como queráis decirle. Bueno, me estoy desviando del tema.

Podría haber estado pensando en ésta situación durante el resto del día, sacando conclusiones de algo que absolutamente nadie tenía claro, sino fuera porque una fuerte vibración del móvil me sobresaltó, haciéndome dar un pequeño salto en mi lugar, provocando que un poco de café cayera sobre mi mano izquierda.

-Joder... -rezongué mientras me limpiaba la misma contra la frazada que llevaba encima. Dejé la taza con cuidado sobre la mesita de vidrio para tomar el móvil y presionar un botón, seguido de esto, la pantalla se encendió, dejándome ver una notificación de Twitter. Desbloquee el móvil con dificultad debido a mi mano, que ahora ardía. Abrí la notificación con bastante curiosidad. Era un tweet de Rubén.

"elrubius @Rubiu5
Muchos habéis estado preguntando que coño me ocurre. No es fácil de explicar, tampoco sé si vosotros entenderéis esto. Hoy os explicaré en un vídeo."

Era un tweet simple pero me daba muchísimo miedo. Lo releí varias veces convenciéndome a mí misma de que no sería nada malo lo que iba a ocurrir. No tenía la más mínima idea de lo que vendría.

Limpié el pequeño desastre que había provocado en la sala, para luego terminar mi bebida y lavar el tazón. Me devolví a mi cuarto un poco más recuperada. Aunque aún seguía con hambre, no le presté atención a mi estómago. El simple tweet de Rubén había provocado que mis nervios se pusieran de punta, sólo podía pensar en aquello.

Cuando todo termine. -Rubén Doblas OS-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora