CAMERON
Había ocasiones durante la noche en las que no podía dormir. Unas veces dormía sin problemas al otro día, mientras que en noches como éstas no lograba conciliar el sueño. Me levanté para ir a hurtadillas a la cocina para comer algo, no esperaba encontrar a mi hermanita pequeña bajando las escaleras, acercarse a la puerta para intentar abrirla sin hacer ruido.
—Luna...
—¡Mierda! —maldijo por lo bajo, sorprendiéndome.
—Mi hermanita diciendo malas palabras, que descuidado he sido como hermano. ¿Madre aprueba que salgas por las noches? —pregunto con un tono sarcástico.
—¡Por supuesto! Ella sabe que soy muy responsable de mis acciones.
—No me hagas reír, ¿tú? ¿Responsable por tus acciones? No te lo crees ni tú, Luna.
—¡Me ofendes muchísimo Cameron! —dijo haciéndose la ofendida. —¿Acaso es malo querer divertirse un poco?
—No. Son como las dos de la madrugada. Eres mi hermana pequeña y me preocupas, así que subirás y no saldrás a estas horas.
—¿Qué? ¡No!
—Le diré a mamá.
—Cameron no hay de que preocuparse. Se cuidarme sola.
—Lo dudo mucho. —espete con seriedad.
—No soy una niña ingenua.
—No, eres solo una niña imprudente que adora escaparse por las noches.
—¿Y tú qué sabes? La mayoría de los meses no estás aquí para juzgar si soy o no imprudente. —replica molesta y no puedo refutar nada porque es cierto.
—Solo me preocupo por ti luna. —ella suspiro.
—Y te amo por preocuparte por mí, pero hermano seré honesta contigo, a veces me asfixia tanta sobreprotección tanto de ti, como de nuestros padres. Tampoco soy un bebé que requiere que cuiden todos sus pasos.
—Pero igual te escapas por las noches.
—¿Y acaso si pidiera permiso me dejarían ir a una fiesta a esta hora?
—¡Por supuesto que no! Porque sabemos bien que las fiestas que se realizan después de las doce no son actas para una niña de tu edad.
—Cameron soy solo dos años menor que tú.
—¿Y? eres la bebé de la familia.
—Dios mío, eres insoportable. —se rio ella.
—Sí, ahora sube a tu habitación o iré a decirle a mamá.
—Que sucio e infantil. Me amenazas con ir de soplón con nuestra madre.
—No me retes que soy muy capaz y sabes cómo se pone cuando se enoja —Luna se tensó.
—Esta me las pagas Cameron.
—Vamos, sube a dormir.
—¡Bruto! —replicó mirándome con rabia para luego subir las escaleras.
Al día siguiente Luna no me habló, estaba enojada porque no la había dejado escaparse, pues que siguiera enojada. No es como si hubiera hecho algo malo o inhumando contra ella. Solo no quería que saliera a altas horas de la noche, vaya a saber dónde, sin avisarle a nadie, en compañía de sus amigas que son igual de locas e impulsivas que ella.
No estaba en contra de que se divirtiera pero esperaba que fuera a consiente en su acciones. Ya dejando el conflicto de Luna de lado, debía empezar ayudar a preparar el viaje a Londres, tenía ganas de visitar a mis tíos, mis abuelos, sobretodo de ver a Tris y hablar con ella en persona en vez de cartas que tardaban meses en llegar a mis manos.
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Mi dulce Caos.
Ficción históricaLa ama, aunque sabe que hacerlo está mal. Cada pensamiento que tiene sobre un futuro se ven ensombrecidas. Quiere dejar de amarla, arrancarla de su corazón para no sentir que está muriendo por dentro al verla con ese bastardo. «Deseo pensar que no...