Plan en marcha

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La semana iniciaba, cada héroe y villano se preparaba para otra semana complicada y tal vez una inolvidable por muchos factores.

Un lunes por la mañana, aquella chica pulpo salía de su guarida y se dirigía hacia las profundidades del mar. Escuchó voces, eran los héroes, por lo que se asomó a un costado del mini océano.

Puso sus manos por la superficie de tierra—. Pero mira a quienes tenemos aquí. Los héroes aburridos —masculló ella.

Esta se acercó y empezó a oír lo que decían los héroes en pijama.

¿Chicos, no creen qué Luna, Romeo, Polisuki y el Ninja Nocturno no se ven para nada intimidantes ahora que Pharaoh Boy y Octobella aparecieron? —preguntó Gecko sentado en el suelo de pasto.

Exacto.

La verdad si, ellos no han atacado pero eso no importa. Como sabemos, Octobella desapareció y esta vez no tiene porque ser tomado como si nada. —Ululette dio una pausa, mirando de reojo por detrás de sus amigos y así asegurarse de que nadie los este vigilando—. Decía... Debemos averiguar que pasó con ella, ¿quién sabe que podrá estar planeando?

Si, pero no olvidemos que fue mi culpa de no ser rápido como tú. —Apuntó al mayor—. Y tampoco como tú... —asumió el menor con la mirada en el piso.

El ojiazul puso su mano sobre su hombro y sonrió para su amigo—. Va-vamos, Gecko, no necesitas ser como nosotros. Eres especial así como estas. Todo mejorará, aunque, sé que Octobella no descansará hasta realizar su cometido.

Los tres siguieron hablando mientras ella los escuchaba con una expresión de seriedad absoluta.

«Si supieran, héroes, que no todo es como piensan»

Pensamientos absurdos vinieron a la mente de la pulpo. Después de eso, quiso quedarse a jugar con Percival unos minutos, hasta que oyó pasos a lo lejos, entonces se dio la vuelta con precaución.

"Unamonos en comando"

«¡Rayos!, ese recuerdo otra vez»

¿Qué pasa? ¿quién? —La menor al ver, de inmediato cubrió sus ojos con las palmas de sus manos, temiendo de quien fuere—. Dios mío.

¡Pero si es esa molusco! ¡la pulpo! —señaló la única lobezna de ojos magenta.

Ya basta, Rip. ¿Quién se encuentra por aquí? —contestó su hermano.

Mmm, "mascotitas" ¿qué tal? —preguntó en burla Octobella.

Howler se le acercó, ya la había visualizado antes, en esta ocasión no perdería un momento para hablarle. En cuanto a la ojiceleste, le parecía una de esas visitas que a menudo no tenía. Siempre le parecieron animales rabiosos, complicados de domar, no gastaría tiempo con las "mascotas".

Amm, nosotros sólo paseábamos. Y bueno, quisimos solucionar un problema y...

¿Y? ¿que tengo que ver yo?

El lobezno, en un veloz movimiento la tomó del brazo y la volteó, para hacerla mirar otra parte.

«¿Y a este que le pasaba?» pensó la de tentáculos.

Si lo ves desde ahí, supimos que algo muy... —Suspiró algo gélido, causando asombro en la criatura. Muy descabellado sucedió.

Ah, ¿aja? ¿Cómo?

¡Alguien se ha robado nuestros huesos! —gritó exageradamente Howler.

Ella alzó una ceja extrañada mientras cruzaba sus brazos, ¿era eso lo que tanto les preocupaba?, porque si fue así a la ojiceleste se le acabó la paciencia.

¿Esto es en serio? —Suspiró molesta.

El lobezno asintió y tocó el hombro de la criatura turquesa en busca de consuelo, lo cual sólo recibió un empujón de su parte.

Vamos, niña pulpo, que nosotros sólo queremos encontrarlo. Después de tanto lío con los héroes y villanos, necesitamos un momento de paz... —Howler intercambió miradas en alerta con sus hermanos, en cambio a ella le provocó fastidio.

¡Ya larguense! sólo les pido espacio.

Ok, ok, está bien. —Los hermanos se fueron y asi la dejaron sola.

«Mascotas sin correa, siempre me burren»

La ojiceleste se pasó la tarde practicando en el mar, ideando nuevos planes para los pj masks y sus contrarios.

No falta mucho para que mi plan esté en marcha, creo que los Pijamas Aburridos no me lo estropearán como la novedosa vez —murmuró para si misma la pulpo, al mismo tiempo que recogía cristales desplazados por el piso.

La puerta de su foso se abrió de la nada, esto la hizo voltear a ver.

¿Percival?, oh Percival, hace horas no te veo. ¿Ya has hallado más cristales submarinos?

El cangrejo negó, seguido de postrarse a comer unas algas.

Cuando Octobella terminó de recoger los cristales caídos se dispuso a sentarse junto a su cangrejo, el cual le iba contando todo lo que logró oír y sobre los pocos peces se topó por ahí.

(¿Qué has estado haciendo?)

Se atrevió a preguntar después de varios minutos.

Pues nada más que espiar a los héroes, ah y toparme con ese par de perros salvajes, nada particular.

(Eso es lo de siempre, ¿y qué hay del niño presumido de la otra vez?) —interrogó el animal acuático.

Ugh, no me lo vayas recordando, ¿si? Todavía no sé como acercarme a él sin que se vea muy forzado. Mi oportunidad está al frente de mis ojos, pero, es mejor no apresurarse. —Acarició el lomo de su amiguito del mar, con ternura.

El decápodo estaba apunto de contestar, cuando de repente escuchó a lo lejos la aparición de un villano nocturno.

Ambos se buscaron con la mirada y mostraron su preocupación el uno al otro ante la situación.

La Quiero a Ella (Pharaobella)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora