Hoy es el primer día de Jordan en el bar y yo llevo una hora y media de retraso. Muy buena forma de iniciar un primer día como su jefe.
He tenido que quedarme en casa con Bailey y la niñera esperando a mis padres viajar desde Clayton. Bailey es una niña muy inteligente y ha querido que Rory le prepare pastel de arándanos, precisamente lo único que no le queda bien a Erin, su niñera. Sólo ha sido una excusa para que me quede más tiempo con ella, pero en cuanto han llegado mis padres me he subido a la camioneta y conducido hasta el bar.
Erin ya había cuidado de Bailey el año pasado, pero cuando descubrí la guardería decidí meterla y por las noches viajar hasta Clayton para que mis padres cuidaran de ella. Pero ahora creo que debemos usar más nuestra casa y darle un respiro a mis padres de tantos viajes y responsabilidades. Erin es una buena niñera para Bailey, así que tengo toda mi confianza en ella.
Cuando giro hacia el callejón que está detrás del bar para estacionar la camioneta, miro a Trevor y a Jordan conversando. Trevor se pone de pie y comienza a subir las escaleras, pero Jordan se queda sentada al filo de la primera grada con los pies cruzados en el aire.
—He estado trabajando, lo juro. Pero dentro hace mucho calor y quería tomar aire fresco unos minutos —se explica rápidamente antes de que siquiera esté frente a ella.
No puedo evitar sonreír por la ligera preocupación en su voz.
Quisiera preguntar qué hablaban Trevor y ella antes de que yo entrara a estacionar la camioneta. ¿De qué hablaban? ¿Qué pasó mientras no estaba aquí? ¿Qué tanto habrá dicho Trevor? Porque él siempre está flirteando sin intentarlo. Pero definitivamente no puedo hacer eso.
—Descuida. ¿Cómo va tu primera noche?
Jordan se encoge de hombros y pasa sus manos sobre la tela de su pantalón.
—Un tipo me ha dicho muñeca y ya tuve mi primera propina. Supongo que nada mal.
—Tendrás que acostumbrarte a ello.
—¿A las propinas? Puedo con eso.
Sacudo la cabeza. —A los elogios. Nunca habíamos tenido una camarera, principalmente a una camarera como tú.
—¿Cómo yo?
—Sabes a qué me refiero —le digo, pero Jordan sigue observándome como si me pidiera que lo dijera en voz alta. Entonces lo hago—. Tú cautivas la atención en el lugar que estés. Ellos no están acostumbrados a eso.
A mujeres guapas atendiendo.
Jordan permanece en silencio, pero tiene una ligera sonrisa agradable en los labios, como si estuviera satisfecha con lo que le he dicho. En realidad, Jordan es mucho más que una chica guapa, con sus facciones que no van con su rostro como su nariz sin ser completamente respingada y sus ojos grandes. Con ese carácter tan fuerte que desearías haberlo experimentado antes en alguna otra mujer de tu vida.
Pero Jordan es guapa. No guapa de esas que tienes cerca y suspiras, sino guapa de aquellas que tienes lejos y te falta el aire.
Jordan señala detrás de su espalda y medio sonríe.
—Tu amigo, Trevor, es agradable.
—¿Lo es?
No es mi intención hacerle creer que no lo es por la forma en la que lo he preguntado, pero Trevor es de carácter fuerte y con coquetería natural. No todos con compatibles con eso. En cualquier caso, ¿Por qué hasta ahora me importa su coquetería? No debería importarme.
Jordan asiente. —Es con el que más he interactuado hasta ahora —se queda en silencio aguardando por una respuesta, pero finalmente suelta la pregunta—. ¿Por qué llegaste tarde?
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Mitades del corazón
Roman d'amourJordan, divorciada a sus veintisiete, siente el peso de no haber hecho funcionar su matrimonio aún sabiendo que no fue su culpa. Y para rematar, en menos de seis meses lo pierde todo y su vida da un giro de 180 cuando aparece un niño frente a su pue...