Hija de la muerte

Prólogo: la muerte no es mala

"La muerte no es mala hija" le dijo su padre "El problema es que los hombres no han aprendido a aceptarla".

La pequeña niña de 12 años se preguntaba qué significaban las palabras de su padre. Aún no había tenido la oportunidad de ver a los humanos, una de las mejores creaciones, según Zeus.

"No siempre serás bienvenida, pero no es tu culpa mi niña" esta vez fue su madre quien habló, mientras peinaba el cabello oscuro de su hermosa hija.

La pequeña curiosa preguntó "Papi, ¿Por qué dices que los hombres son el problema?". Ella se emocionaba al escuchar como las Lámpades le relataban los asombrosos inventos de la humanidad, o de los alimentos que preparaban a partir de lo que los dioses les daban por medio de la naturaleza. Pero lo que cautivaba su corazón, eran las historias de cómo veneraban a los dioses del olimpo, su devoción y amor hacia ellos. Ella esperaba que en un futuro, fuera respetada y adorada por los humanos. Siempre sintió una conexión hacia ellos, de ahí su curiosidad por estos seres.

"Ellos no saben controlar sus emociones. No tienen fé. Se aferran a las cosas materiales y a otros humanos, pero al mismo tiempo se odian entre sí." dijo con paciencia su padre. "No pueden ver lo bueno que se esconde en lo malo, o lo malo que hay en lo bueno".

La hermosa niña no supo cómo interpretar esas palabras, pero decidió no hacer más preguntas, ya era hora del banquete que iba a ser celebrado en el Olimpo. Ella estaba emocionada de ver a sus primos, especialmente a Apolo y Artemisa.

Al llegar a la fiesta, visualizo a todas las deidades conocidas. Hoy se celebraba la victoria por parte de Zeus, Poseidon y Hades en la Titanomaquia. Todos estaban alegres, era un ambiente de celebración que contagió de emoción a la pequeña, quien se unió a sus primos en los juegos infantiles.

Durante el banquete, Zeus se levanta de su asiento y levanta su copa llena de néctar "Deidades, hoy celebramos nuestro triunfo sobre los titanes que alguna vez buscaron destruirnos". Se escucharon vitoreos por toda la sala, mientras que los niños observaban a sus mayores. "Nunca olvidemos la importancia de estar unidos, solo así podremos vencer las adversidades". Dijo el dios olímpico. "También quiero dirigirme a los más pequeños. Quienes han de ayudarnos en nuestras tareas para buscar la paz sobre la tierra, reinar sobre los hombres y guiarlos en el mejor camino." La infanta se emocionó cuando Zeus mencionó a los humanos ¿Podría ser? ¿Por fin podría ir al mundo humano y ver con sus propios ojos las maravillas que ahí se encontraban? "En este año, ellos deberán comenzar a involucrarse con sus deberes. Nosotros los Olímpicos tenemos como misión enseñarles todos los ángulos que los hombres pueden presentar. Lo bueno y lo malo"

No lo creía, su momento había llegado. Volteo a ver a los dioses que felicitaban y animaban a sus hijos. Pero cuando enfocó su mirada hacia sus padres, sus rostros no detonaron felicidad o alegría, sino al contrario, preocupación y miedo. La niña no entendía porque, pero necesitaba saberlo. Toda su vida -la cual no es mucha pero aja- había soñado con esto, y quería que sus padre pudieran estar con ella apoyándola.

Lo que ella ignoraba, era que su realidad era más cruel comparada con la de sus primos. Su paso por la tierra no sería un jardín de rosas y el destino tampoco sería amable con ella, hasta que lo conoció a él.

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¡Buenas gente! Quería decirles algunas cosas antes de continuar.

Es mi primera historia, y no me considero una experta en mitología griega, así que pueden haber algunas confusiones.
Algunos datos serán cambiados para adaptarlos a la historia.
Intentaré lo más que pueda evitar las faltas de ortografía, pero de ser así, déjenmelo saber en comentarios por favor, para corregir.

Espero que les guste la historia, intentaré actualizar lo más que pueda.