Capitulo Tres.

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La comida le duró una semana y tres días, así que fue lo que necesitó para estirar sus piernas y salir, dejando libros robados uno sobre otro. El Sol le incomodó la vista jodidamente, pero solo tomó lo básico para ir por comida. Fue lentamente y con cuidado, sintiendo cierta presión en su abdomen. Aún se preguntaba como carajos se había herido tanto sin sentirlo en el momento. Recordó a Bellamy, bueno, en cada paso lo hacía por el dolor; revivía la escena una y otra vez.

Se sorprendió a ella misma cuando le lloró, culpándolo de los recuerdos aunque él no estuviera ahí.

Llegó al lago y cargó agua en las botellas que tenía, sin embargo, estando agachada, sintió algo por detrás de ella. Eran pisadas débiles, y cuando giró su cabeza quedó paralizada: era una niña descuidada, sucia, parecía con miedo.—Hey—murmuró débilmente, pero esta no se movió. Clarke tragó saliva, sabiendo que no se podía confiar tan fácilmente por más niña que fuera. No debía tener más de cuatro años, y eso era lo más aterrador.—Laik yu alone?—la niña dejó unos segundos y no parecía reaccionar—¿Estás sola?—tal vez era un tema de idioma, y la pequeña dejó pasar unos segundos para asentir. —¿Puedo acercarme?—la niña negó aterrorizada—Está bien, yo también estoy sola. No tengo nada—levantó sus manos, dejando en claro que estaba todo lo suyo en el suelo—Soy Clarke, ven acercate—ella dio un paso hacia adelante pero la niña no se movió.

Y nunca supo que los segundos podían pasar tan lentos, pero cuando la niña dio un paso, le regaló una dulce sonrisa compresiva, pero dejó de hacerlo al ver su brazo.

Estás herida. ¿Puedo ayudarte a curar?—y para la respuesta de Clarke, la niña se sentó en el suelo, cerca de la orilla donde estaban paradas. La rubia movió su mochila lentamente y se sentó haciendo una mueca de dolor en su abdomen.

¿Herida?—la niña preguntó con una voz dulce, pero dejaba en claro que no dominaba las palabras.

Clarke la miró y asintió, aun con la sonrisa comprensiva—Si, pero estoy bien—aseguró y con cuidado, tomó el brazo de la niña y tomó gasas.—¿Cómo te llamas?

Bajó su cabeza, sintiendo la tela tocar su herida pero no contestó.

¿No tienes familia?—la niña negó y Clarke tragó saliva.—¿Tienes hambre?—tenía en claro que iba a volverse con la niña, porque siquiera en su cabeza era lo suficientemente capaz de voltearse y dejarla ahí. La niña asintió y la rubia tomó ciertos frutos que tenía para dárselos mientras curaba la piel. Estuvo varios minutos no solo limpiando, si no cuidando y viendo que no tuviera nada más. Le lavó la cara y mojó sus cabellos, aún sintiendo la tensión y la defensa de la niña.—¿Tienes a donde ir?—la niña asintió—¿A dónde?

Backstabber// BellarkeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora