A veces Kirishima no le gustaba su trabajo. No lo malinterpreten, amaba la mecánica, el olor a grasa, el rugido de los motores, todo ese mundo le fascinaba, pero su trabajo era otra cosa. Ver los mejores autos en manos de chiquillos ricos que no aprecian el poder de tan perfectas maquinas era insoportable.
Como ahora, que una chica se encontraba en espera mientras el hombre de cabello rojo artificial revisaba un hermoso G-WAGON del año, chocado en su parte delantera.
- Pues estaba en la avenida y un estúpido auto se cruzó, bueno si estaba en el semáforo en rojo, pero yo iba con prisa ¿Cómo no pudo parar? Mi vehículo es más grande ¿No tengo preferencia por eso? - la chica se quejaba hablando por su teléfono celular.
Agh, Eijiro rodaba los ojos mientras verificaba que el radiador no tuviera fugas. Luego de una revisión, el hombre pudo asegurarse que al menos en lo mecánico no tenía problemas.
- Bueno señorita, todo está en orden solo tendrá que cambiar los focos quebrados, el parachoques y el capot, pintar los rayones del costado y estará como nuevo
- Que bien, papá no quiere comprarme uno nuevo y dijo que deberé pagar yo los gastos de reparación, todo porque este es el tercer auto que choco, en fin ¿Acepta tarjeta de crédito?
Suspiró algo frustrado mientras asentía y hacia señales para que sus trabajadores comenzaron con la reparación. A veces la clase de clientes que le tocaban era decepcionante, pero era su trabajo y gracias a esto podía vivir bien. Tenía su propio negocio, dos trabajadores a los que orgullosamente podía pagar un sueldo digno, un departamento sencillo pero cómodo, una motocicleta y se podía dar ciertos lujos como ir de vacaciones al mar dos veces al año, para descansar y surfear.
La jornada continuo con un par de clientes con problemas comunes, como cambio de aceite o un par de neumáticos averiados, que en conjunto con sus dos ayudantes lograron reparar sin problemas.
- Amigo, digo jefe ¿Puedo retirarme antes? Es que tengo una cita con Jirou y quiero quitarme el olor a grasa antes de pasarla a buscar- pidió un joven de cabello rubio
- Claro Denki, váyanse los dos si quieren, solo queda una hora, terminare de ordenar y cerrare este lugar, no creo que nadie llegue, es viernes
- Eres el mejor jefe, amigo- un alto pelinegro abrazaba al pelirrojo mientras saltaba feliz de poder irse antes
- Vamos Sero- llamo el rubio mientras tomaba sus cosas- debes llevarme a casa, luego siguen con sus homosexualidades.
Sus dos ayudantes salieron tan rápido como les permitieron sus piernas, mientras Kirishima tomaba las herramientas utilizadas para ponerlas en su lugar.
Un hermoso Mercedes Benz entraba a su taller. Esperaba que no fuera solo un rico más en un auto de lujo, cuando un chico de aproximadamente 20 años se baja del vehículo.
Kirishima se quedó estupefacto; era hermoso, cabello rubio como el sol, el pelirrojo moría por tocarlo, como cuando veía un lindo cachorro en la calle. La piel lechosa de porcelana parecía tan suave, mientras que los ojos rojos desbordaban enojo y furia.
- Oye pelos de mierda, espero que sepas lo que haces, este es mi bebe y lo amo más que a mi familia
- Eeeeh..- Kirishima estaba atónito, el chico era un ángel malhumorado
- Vaya que elocuente
- Disculpe- intento volver a su papel como mecánico y jefe del lugar- pero ¿Qué es lo que necesita?
- Cambio de pastillas de freno, que dejen el freno de mano más corto, un alineamiento y balanceo, además de un cambio de aceite y filtro de aire
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El mecánico
FanfictionA veces a Kirishima le frustraba los clientes que llegaban a su taller, en especial los niños ricos con autos lujosos que apenas podían manejar, pero eran parte del trabajo. Kiribaku +18