Capítulo 19.

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Narrador omnisciente.

Mientras, en el Sunny se discutía si recuperar al pez de las profundidades que habían capturado para comer o liberlo para no ser absorbidos en el torbellino marino.

Umiko, por su lado, dormía plácidamente en el suelo del barco tambaleante. Al menos hasta ser interrumpida por la navegante que salía furiosa. "¡Miren el lío que causaron solo por dejarlos un momento en lo que me bañaba! ¡Franky, usa el coup de burst!"

"¡Umiko, corta la cuerda!" La mencionada se levantó de golpe y talló sus ojos mientras caminaba bostezando hasta donde estaba la cuerda para cortarla, cosa que no logró hacer porque se tambaleaba mucho. Además, como si las instrucciones de Nami se hubieran hecho saber previamente para sabotearlas, no lograron usar a tiempo el coup de burst.

Dentro del inevitable torbellino los gritos no tardaron en llegar. "¡No podremos ir al Nuevo Mundo porque iremos directo al otro mundo!" Usopp lloriqueó.

Umiko reía por los chistes nerviosos de Usopp y Brook, deteniendose solo cuando su estómago amenazaba con devolver todo el sake previo a su siesta.

No fue mucho después que impactaron con algo y terminaron fuera de aquel remolino. Cuando alzaron la vista se encontraron con una manada de ballenas gigantescas, vista que comenzaron a admirar con distintas ideas en mente, al menos hasta que Sanji habló. "¡Dejen de ver a las ballenas! ¡Hay que asegurarnos que todos estén bien! ¡¿Nami-san, Robin-chan, Umiko-chan?!"

Las tres mujeres confirmaron su presencia y el rubio levantó los pulgares. "¡Bien, podemos seguir! ¡¿Qué haremos Nami-san?!" Continuó el rubio sin cuestionar el bienestar del resto.

"Estaremos bien, sería más peligroso si decidieramos ir contra corriente."

Brook miró con nostalgia a los grandes animales, deprimido porque creyó que una de ellas era Laboon. A pesar de sus tristes recuerdos, comenzó a cantar aquella canción que le cantaba a la ballena y que cantó cuando se conocieron. Una de las ballenas comenzó a nadar hacia el barco y se posicionó bajo ellos para llevarlos a la superficie felizmente.

Todos miraron hacía arriba y comenzaron a hacer una cuenta regresiva hasta salir del mar. "¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho! ¡Siete! ¡Seis! ¡Cinco! ¡Cuatro! ¡Tres! ¡Dos! ¡Uno!"

Arruinando el ambiente de emocionante anticipación, tan pronto como salieron se encontraron con una tormenta eléctrica, y para empeorarlo (o avivando sus ganas de aventura), divisaron frente a ellos múltiples buques de guerra pertenecientes a la marina.

Todos asumieron que fueron informados de su intención de ir al nuevo mundo y estaban ahí para interceptarlos. Sin embargo, antes de siquiera hacer algo, Nami los detuvo a todos y pronto los enemigos desaparecieron.

El alivio en los piratas se fue tan pronto como llegó, pues en lugar de los buques enemigos, gotas de lluvia gigantes comenzaron a caer del cielo. "¡Lo sabía, estamos en las aguas de mobedumule!"

"¿Momemomejuban?"

Nami volteó los ojos, no sorprendida por la falta de conocimiento de su capitán, y comenzó a explicar. "¡Mobedumule! ¡También conocidas como las aguas impredecibles! ¡Se dan fenomenos nunca antes vistos uno tras otro como si fueran caprichos del mar!"

Tal como dijo, todo cambió en un segundo y las gotas gigantes se congelaron. Ahora las destruían para que no cayeran sobre ellos, aunque pronto estas cambiaron de nuevo, cayendo ahora una avalancha desde el cielo. Salvados por Robin y sus giganto mano, ahora todos se mantenían alertas al siguiente cambio.

Comenzó a llover a cantaros una vez más y con ello el mar se partió en dos, volteando el Sunny de lado. Umikó, quien estaba a un lado, cayó sobre Zoro y sacó todo su aire. Ella ignoró aquello y agradeció como si el espadachín no hubiera sufrido daño alguno.

TERROR || Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora