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No pude prestar atención al completo a ninguna de las clases que tuve esa mañana, estaba demasiado ocupado viendo todo lo que hacía el nuevo chico el cual se encontraba justo delante de mi, el se me hacía tan conocido de algún lado pero no podía recordar de donde, alomejor solo era imaginación mia porque el director dijo que era de Gwanakgu, de Suwon ahí había como mínimo 1 hora y media de viaje, así que era prácticamente imposible que lo haya visto antes.

La campana sonó dando a comienzo la hora del almuerzo, como siempre recogí todas mis cosas a mi ritmo mientras que Ni-Ki me esperaba, pero esa vez me sorprendió no verlo a mi lado, confuso mire hacía la entrada del aula, el japonés se encontraba hablando con el chico nuevo muy animado, yo solo rodee mis ojos y me acerque a ellos saludando al recién llegado, el me devolvió el saludo y los tres nos dirigimos a la cafetería, Ni-Ki hablaba todo el rato con Jungwon de diferentes cosas, el chico me parecía algo misterioso, respondía a todas las preguntas del rubio con muy pocas palabras, pero termine entendiéndolo, no eran cercanos y Ni-Ki a veces era muy preguntón.

Al llegar a la cafetería el rubio y yo nos pedimos lo mismo de siempre y fuimos a sentarnos a una de las pocas mesas que se encontraban vacías, a los pocos segundos apareció Jungwon el cual se sentó junto a mi, Ni-Ki y yo lo miramos confusos porque no traía nada de comer.

-¿No comes? -pregunto el menor mirando con preocupación al de los ojos azules- Si no tienes dinero puedo invitarte hoy, ya me lo devolverás

-No es eso, es que no tengo hambre -Ni-Ki asintió y comenzó a comer como si su vida dependiera de ello.

-Argh, Riki por favor, cierra la boca al comer -el menor solo me ignoró y siguió comiendo, ese acto le saco una pequeña risa a Jungwon.

-Vayaaa -hablo el menor después de tragar la comida- Tienes una dentadura perfecta, ¡Y tus colmillos son increíbles! Yo quiero tu sonrisa -hizo un leve puchero.

-Gracias Ni-Ki -me miro de reojo, yo solo aparte mi mirada y seguí comiendo.

Algo en mi interior se revolvía cada vez que cruzaba una mirada con Jungwon y no sabía el porque, era como si sus ojos azules me atraparán y me quedase congelado, pero no voy a mentir, sus ojos eran hermosos y el también lo era. La campana sonó de nuevo finalizando la hora del almuerzo, los tres nos levantamos y nos dirigimos a nuestra aula, al entrar Jungwon se sentó en su lugar y Ni-Ki y yo en el nuestro, agarré mi mochila y saque el inhalador, Ni-Ki en ningún momento aparto su mirada de mi, el siempre estaba atento de que no se me pasara la hora del inhalador, según mi enfermera debía inhalar cada dos horas porque los mocos se acumulaban, solo podía utilizarlo antes si mi respiración me fallaba.

-¿Como llevás todo esto? -pregunto el menor mientras apoyaba su cabeza en una de sus manos.

-Ya sabes, voy haciendo lo que el médico pide y ya, no dejaré que una enfermedad me impida vivir mi vida -el menor sonrió de lado.

-Me gusta mucho que seas tan positivo, poca gente como tu lo es

-Soy especial -el menor asintió y los dos reímos.

Jungwon por otro lado escuchó y vio todo lo que los chicos dijeron he hicieron y no podía evitar pensar en que le sucedía a Sunoo, obviamente se nota que tiene problemas respiratorios y eso lo pudo ver por primera vez anoche cuando al chico le falló el aire y se desmayó debajo de el, pero quería saber específicamente el que hacía que tuviese esos problemas.

El día por fin termino, a fuera del aula Ni-Ki y Sunoo se despidieron de mi y se fueron a sus respectivas casas, yo en cambio me dirigí al despacho de mi tío, llame tres veces y entre encontrándome al mayor hablando por teléfono, al verme me hizo una señal para que me esperase un momento, luego de unos segundos termino la llamada y me miro.

Mi única esperanza de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora