Capítulo 13

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Miraba el monótono techo de hierro o aluminio, barrotes gruesos curvados sobre su cabeza, ventanales anchos, pero no largos desde lo más alto que dejaban entrar la luz de las farolas. Chan se encontraba aletargado sobre uno de los carriles flotantes, sus piernas sumergidas en el agua tranquila y sus brazos sobre su estómago. Había silencio, todo estaba en calma, la oscuridad no era demasiada dentro de la piscina bajo techo. Recordaba lo que sucedió en el relevo, como su cabeza comenzó a dar vueltas y de pronto se sintió tan mareado que respondió tarde cuando el silbato les pidió que se prepararan para saltar. Y él saltó, movió sus piernas y brazos para impulsarse a ir más rápido, doblando las rodillas en la pared y dar vuelta, escuchando el agua en sus oídos, los gritos alentadores amortiguados, esforzándose para llegar. Pero incluso antes de poder hacerlo un agudo dolor punzante le recorrió el hombro hasta el antebrazo, obligándolo a detenerse a mitad de la carrera, cerca del final, saliendo de agua.

El ganador fue anunciado después, mientras él se quedaba en medio del agua tratando de apaciguar el dolor en su brazo, sin querer levantar la cabeza para mirar el rostro del entrenador.

Él estuvo a punto de ganar.

No podía creerlo, estaría riéndose de forma sarcástica si no fuera porque estaba demasiado enojado y triste consigo mismo.

El chirrido de las bisagras de la puerta doble de vidrio hizo eco al moverse, dejando entrar a alguien que caminó cauteloso hasta detenerse, probablemente, a las orillas del agua. Se mantuvo en silencio, quizás, solo mirándole acostado ahí en medio de la piscina, pero Chan no quiso mirar, sabía quién era.

— Felix dijo que estarías aquí... — la voz de Minho se escuchó baja y cuidadosa, como si temiera decir algo que pudiera empeorar su estado de ánimo. Como si fuera posible, Chan estaba seguro que nada de lo que dijera podría hacerle daño en ese momento — dijo que estás ahí desde la tarde...

No contestó.

— Uhm... también me contó lo que pasó...

Silencio.

— Oye, ¿quieres salir de ahí y venir aquí? Te arrugarás como una pasita.

Más silencio. Y Minho comenzaba a frustrarse por ser ignorado.

— Si no sales de ahí, yo iré por ti — como supuso, no contestó —. Bien, como quieras.

Refunfuñó entre dientes, quitándose los zapatos y calcetines antes de alzar la camiseta por su torso hasta la cabeza y lanzarla lejos, sacando su móvil de los bolsillos de sus jeans para dejarlo sobre la ropa en el suelo, después desabrochándose los pantalones y bajándoselos por sus piernas hasta quedar en ropa interior. Chan no le miró en ningún momento, ni siquiera cuando escuchó y sintió el agua bajo su cuerpo moverse por la repentina interrupción de su tranquilidad. Minho jadeó porque estaba fría, pero siguió nadando (más bien, caminando a duras penas) hasta llegar a él, aferrándose al carril flotante, mirando su rostro más de cerca. Una expresión neutra, los medianos ojos fijos en el techo y los rectos labios relajados.

Podía tener un rostro sereno y la postura de su cuerpo igual de tranquila, pero sabía que no lo estaba. Podía notarlo por el brillo de sus ojos, relucían en tristeza, y quizás, de frustración. Por lo que Felix le dijo, cada vez que se sentía de ese modo, cuando las emociones eran abrumadoras y quería un escape, iba ahí, a la piscina, solo se metía en medio y se recostaba en los carriles para mantenerse flotando. Sin movimiento, tan quieto como la flor de Loto que se mantenía sobre el pantano, solo dejando que el agua siguiera su curso bajo él. Dejándose llevar por la corriente. Estaba seguro que, si estuviera en el mar, habría permitido que las olas se lo llevaran tan lejos como pudieran.

KMLNW - Minchan. ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora