Carne de cañón lista para ser rey

capítulo 5

Después de salir de la oficina del decano, Meng Zezhi no tenía prisa por regresar, sino que fue a la biblioteca.

"Bioquímica, biofarmacéutica, análisis de fármacos ..."

Meng Zezhi buscó todo el camino y finalmente encontró todos los libros que estaba buscando en un pequeño rincón.

Después de terminar los procedimientos de préstamo de libros, Meng Zezhi sostuvo el libro y salió por la puerta de la sala de lectura, chocando inesperadamente con una persona a la vuelta de la esquina.

Con un estruendo, el libro que tenían en las manos cayó al suelo.

Meng Zezhi era alto y gigantesco, y no era nada. Solo vio al hombre del lado opuesto retrocediendo dos pasos, y uno de ellos no podía mantenerse firme, se dio la vuelta y cayó de espaldas.

Meng Zezhi avanzó rápidamente, agarrando la barandilla de la pared del pasillo con una mano y sosteniendo la cintura del hombre con la otra, moviéndose hacia sus brazos para estabilizar su figura.

No pudo evitar soltar un suspiro de alivio en su corazón, y se sintió aliviado, un aroma que parecía una hoja de loto, y como menta, no olía muy real.

Al escuchar la respiración más lenta en su oído, Meng Zezhi aflojó la mano que estaba alrededor de la cintura de la persona en sus brazos.

El hombre se dio la vuelta, veinticuatro horas arriba y abajo, y era hermoso. Zapatos de cuero, pantalón de traje negro, camisa blanca, mangas arremangadas hasta los codos, mostrando hermosos antebrazos, probablemente por el calor, y sin corbata, desabrochada hasta el segundo botón, dejando al descubierto la delicada clavícula del interior.

Los ojos de Meng Zezhi parpadearon levemente, hasta que un aliento cálido y húmedo golpeó su barbilla, y luego volvió a sus sentidos y dio dos pasos hacia atrás con calma.

Sus ojos se posaron en los libros esparcidos: "¡Lo siento!"

Casi unánimemente, el hombre miró la turbulenta nuez de Adán de Meng Zezhi, frunció los labios y dijo: "¡Lo siento!"

El aire se quedó en silencio por un momento y no parecía haber nada que decir. Los dos se agacharon y recogieron los libros del suelo.

Cuando se reorganizaron los libros, Meng Zezhi se puso de pie y asintió levemente a la otra parte. El hombre asintió en respuesta, y los dos se tambalearon, uno subió y el otro bajó.

Meng Zezhi no se tomó en serio este episodio. Llevó el libro a la sala de referencia del Departamento de Matemáticas y tomó prestados varias de las últimas revistas de matemáticas.

Inesperadamente, poco después de salir por la puerta de la biblioteca, el cielo se oscureció repentinamente y, en poco tiempo, algunos truenos y relámpagos pasaron como relámpagos y cayeron fuertes gotas de lluvia.

Meng Zezhi sostuvo el libro en una mano, levantó la cabeza con la otra y corrió hacia el refugio de la lanzadera no muy lejos con el viento y la lluvia.

Cuando llegó al lugar, Meng Zezhi palmeó las gotas de agua de su ropa, barrió la luz del rabillo de sus ojos y se dio cuenta de que se había encontrado con la persona nuevamente.

Asintió suavemente, lo que se consideró una cortesía.

Solo había un destino unilateral. Al ver que la otra parte no tenía la intención de hablar entre ellos, Meng Zezhi dejó de hablar.

Los dos se quedaron callados uno tras otro.

Acompañada por el viento otoñal frío y húmedo, la lluvia es cada vez más intensa. Parece que no puede detenerse por un tiempo, y la temperatura de todo el cuerpo también desciende.