Silencios

636 88 13
                                    

(¯'*•.¸,¤°'✿.。.:* ▕⃝⃤⁩⁩ *.:。.✿'°¤,¸.•*'¯)

Descubrir secretos ajenos no es nada agradable, sobre todo, si ese secreto hará infeliz a la persona con la pretendes construir un futuro nuevo.

Te lleva a pensar si en algún momento el amor que tú tienes para ofrecer será suficiente para restaurar todo el daño causado por aquellos en quienes depositas toda tu confianza y todo tu amor. Claro que no, ¿quién sería capaz de volver a confiar en las relaciones después de semejante vivencia? no es como en esas películas románticas, cuando la protagonista acepta y perdona demasiado fácil para que la trama termine en el mejor final feliz que el espectador desea. En la realidad, tener la capacidad de perdonar algo tan traumático es de personas que no sienten nada, que para ellos los hechos son solo eso, circunstancias que debían ocurrir y que por el bien mayor o por complacer deciden dejar pasar y ahogarse en su propia miseria, pero aún así, siguen adelante sin antes sanar y las consecuencias de eso terminan en desastre. O quizás perdonar también es de seres únicos.

Pero para los que no pueden perdonar u olvidar, la vida es peor. Sienten que los han usado y que se han burlado de sus sentimientos de la manera más cruel. Interpelados por la agonía de no entender qué hicieron mal para merecer tanto dolor, acaban reticentes ante la idea de volver a confiar y poco a poco la amargura los convierte en sujetos ácidos e incapaces de ser receptores. Se cierran ante la idea de una nueva ilusión.

Algunas veces sienten que otros también deben pagar por los actos que les arruinaron la estabilidad emocional. Y es, en este último punto, donde Harry tenía miedo. 

La bomba de tiempo estaba por estallar, Harry solo pensaba en Draco, en lo que pasaría y en cómo reaccionaría cuando se enterara de todo.

═══════════════════

Todo estaba listo, la mesa para la cena de ensayo fue decorada con esmero por la señora Narcisa, la comida era sencilla. Lo grande, la familia se lo guardaba para el día siguiente, cuando el almuerzo de la boda se lleve a cabo. Eso si las cosas no cambiaban de ruta antes.

Draco seguía en su nube, aunque le había hecho ruido la forma en la que Harry lo había abrazado unos minutos antes y fijándose ahora en la manera en que Theo esquivaba su mirada. ¿Sabría Theo que ya no tenía oportunidad con él y por eso su comportamiento tan evasivo? Draco no tenía forma de saberlo y tampoco quería averiguarlo. Se concentraría en Harry y en la oportunidad que le devolvía el destino.

Por primera vez desde hace tiempo, Draco podía decirse que no se arrepentía de haber vuelto a Inglaterra. Ya no le aterraba estar cerca de Theodore, de verlo ahí junto a su familia. Porque ahora sí estaba seguro de haber superado su fallida relación, ahora Harry le había devuelto las ganas de volver a creer en que si era posible ser nuevamente feliz.

Luna, Neville y los demás, parecían estar pasándola bien, con los chistes de Pansy y las anécdotas bizarras de Sirius. El bullicio de las distintas conversaciones que se entremezclaban hacían del momento algo único y especial.

Su madre trajo a colación la anécdota de Seldon "pipí en los pantalones" y la vez que Draco le arrojó una silla para niños en la cara que le dejó al pobre una cicatriz de 5 puntadas.

—No fue para tanto. —minimizó su madre—. Al fin y al cabo, nunca supimos por qué Draco le tiró con esa silla en la cabeza.
Todos se reían menos Harry y Draco se dió cuenta.

—Estás algo callado. —susurró Draco a Harry—. No te asustes, Seldon sobrevivió y al día de hoy su cicatriz está tapada por una gruesa capa de caspa.
Draco sonrió alegre y a Harry se le apretó más el nudo que llevaba en la garganta desde que había vuelto de la cabaña.

The Wedding Date (Harco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora