Pum, pum, pum.
En mi espalda cargo la desgracia que acojo en mi ser tras una lluvia de alegría que taparía el sol de penuria.
Pum, pum, pum.
Al andar me duele el mundo. Arrastro los pies con fin de llegar antes a mi destino.
Pum, pum, pum.
Mi espalda se dobla, caigo por primera vez. Caigo y me doy cuenta de que nunca toque el suelo, sino el mar que por debajo mía se extendía.
Me ahogué.
¿Quiénes somos si nuestro único destino es morir?
¿Qué pasaría si me levantó y veo que donde antes había suelo ahora hay mar y no sé nadar?
De las aguas brota, bello y suave, un corcel majestuoso de cristal y hielo. Lo cabalgo sobre el mar, alejándome de la muerte y del pum que me sigue mientras ando. Cabalgo y olvido.
El pum se convierte en agua.
Mi espalda se convierte en un ligero escudo de plata que me protege del sufrimiento y la soledad.
Cabalgo, y por una vez, soy persona.
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Memorias de la Noche
PoesíaSi me muero que sea sobre el viento, si me muero, que sea perfecto y bello. No amaré sin haber muerto y no moriré sin haber amado. Yo solo vivo cuando escribo pero estos poemas son un castigo.
